Cada vez resulta más evidente que las superproducciones de Hollywood son poco rentables (último ejemplo: Sucker Punch) y que los beneficios los están obteniendo títulos de premeditado espíritu B y hasta Z como Furia Ciega 3D, En tierra de brujas, Piraña 3D, las sagas Paranormal Activity, Fast & Furious y Saw… Los espectadores cada vez se sienten más atraídos por otras formas de ocio, y la piratería está depreciando día a día el valor cultural del cine.
Un nuevo paso en lo que parece la inmersión de la Meca del Cine en una Edad Media creativa lo constituye la decisión de la productora y distribuidora Lionsgate Entertainment (responsable de Los Mercenarios o la citada franquicia Saw) de lanzar al mercado micro budget films, películas cuyo presupuesto no superará en ningún caso los dos millones de dólares.
En palabras del ejecutivo del estudio Matt Kaplan, “los últimos años demuestran que el público está ávido de nuevas historias contadas de manera asimismo novedosa. Todas las películas a las que demos luz verde harán hincapié, por supuesto, en el espectáculo en pantalla, pero las restricciones presupuestarias nos obligarán a poner el acento también en los personajes, las situaciones, los guiones”.
Los tres primeros proyectos que auspiciará Lionsgate con esta política son Rapture-Palooza, comedia apocalíptica definida como un cruce entre Bienvenidos a Zombieland y El gran Lebowski; Gay Dude, comedia adolescente en la estela de Supersalidos; y 6 Miranda Drive, thriller paranormal basado en hechos reales que dirigirá Greg Mclean (Wolf Creek).