Su aureola de cine 'off Hollywood' de calidad le hace ganar mayores puntos de los que realmente merece.
A Josh Radnor no le podían ir mejor las cosas. Encargado de escribir, dirigir y protagonizar HappyThankYouMorePlease, el filme supone su estreno como realizador. Los aficionados a seriales estadounidenses le habrán reconocido rápidamente por su participación en Cómo conocí a vuestra madre o A dos metros bajo tierra. Por si esto fuera poco, la película luce en su publicidad flamantes premios de circuitos minoritarios de esos que reportan prestigio. Especialmente, el Premio del Público del Festival de Sundance, certamen abanderado de las indie movies.
Esta comedia independiente se inscribe en la misma línea de otras que pretenden revelarse como un manifiesto generacional. Podríamos citar a Juno, que se centraba en la insipiencia de las relaciones post-adolescentes, o Un lugar donde quedarse, cuyos cimientos se dedicaban a diseccionar el agotamiento de las relaciones establecidas. Citadas estas, HappyThankYouMorePlease se situaría entre ellas, un jalón intermedio que centra sus miras en relaciones de treinta-y-tantos que carecen de consolidación en medio de un tumulto de dudas e incertidumbres.
Apoyada esencialmente en un afortunado título, unas interpretaciones convincentes y en un guión laxo y débilmente redactado pero con momentos chispeantes, HTYMP es funcional al cumplir con sus objetivos. Aceptable, por tanto, aunque nunca brillante, se mueve entre la ternura y la trivialidad de sus tres tramas interseccionadas.
Pese a querer ponerse en primera fila como observadora atenta de los vaivenes sentimentales de un grupo de jóvenes de conciencia cultural común, no tiene pretensiones de autor con ínfulas. Tampoco se excede en sus justificaciones ni excusas argumentales ni emplea el uso y abuso del dramedy sino que lo dosifica inteligentemente. Hace así una proposición de retales inverosímiles que juegan con la credulidad del espectador a través de varias ecuaciones situacionales. Ninguna de ellas logra dejar poso aunque pueden lograr la buscada sincronía con el respetable.
Lo que ocurre con HTYMP es que su aureola de cine off Hollywood de calidad le hace ganar mayores puntos de los que realmente se hace merecer. Pero, seamos sinceros, ¿qué ocurriría si en vez de leer unos nombres desconocidos de supuestos nuevos actores en su cartel publicitario estuvieran impresos los de Jennifer Aniston y Jason Bateman? Parece que en cada temporada surgen un par de filmes con idénticas estructuras al hoy aquí tratado, destinadas a un público selecto que busca la identificación ideológica y la etiqueta formal. Lamentamos decir que el marketing tiene estas cosas.