En poco más de un año La Maldición de Takashi Shimizu ha llegado a las carteleras bajo el influjo del cine oriental de suspense, y concretamente del fenómeno The Ring. La relación con éste último, que tras su gran repercusión nipona de hace unos años promete seguir el camino con sus adaptaciones estadounidenses (actualmente por la segunda parte, con próximo estreno) es evidente por cuanto el creador de La Maldición ha sido aleccionado por Taka Ichise, productor de The Ring y a instancias de Hiroshi Takashi, guionista de la misma cinta.
Se demuestra una vez más que por las particulares características del mercado americano, el cine extranjero es antes que un producto adicional, una fuente para nutrir al propio y así engullir al concepto más amplio del cine y convertirlo en sinónimo de Hollywood. Todo aquello que tiene éxito fuera de su tierra pasa de forma casi desapercibida por su cartelera hasta que se reconvierte con su sello propio y, sólo puede ser algo importante en la medida en que esta adaptación haya funcionado.
Aunque todo sea dicho, no lo hace siempre: esa manera de adaptar se guía por lo que algunos interpretan que debe hacerse para que se asimile bien en su taquilla, y en no pocas ocasiones lo que acaban logrando es quitarle los méritos que hacían de esa película algo especial y por los que en definitiva había obtenido éxito.
Aunque en Europa la mayor parte de los casos se dan con el cine francés, de nuestro país podemos recordar el extraño ejemplo de Abre los ojos, reconvertida de forma insulsa en Vanilla Sky para mayor gloria de Tom Cruise, y con una ofensiva firma de un guión ajeno por parte de Cameron Crowe
En el caso de The Ring, el balance fue bien distinto, y la cinta que aquí ha conocido la mayor parte del público es la responsable de que su nombre se haya hecho conocido en los últimos años. Y de ahí llegamos al caso de The Grudge, traducida en sus dos versiones niponas como La Maldición y que finalmente en la versión producida por Sam Raimi, aunque curiosamente manteniendo al mismo director, ha pasado a llamarse El grito.