La vida del actor austriaco Arnold Schwarzenegger está entrando en una peligrosa dinámica de escándalos, que amenaza con arruinar una imagen pública cultivada con sumo cuidado a lo largo de los años.
Schwarzenegger abandonó la vida política tras dos mandatos polémicos como gobernador de California, y poco después anunciaba su regreso a la gran pantalla. A las pocas semanas, se conocía que su matrimonio con Maria Shriver, nada menos que veinticinco años de relación, terminaba en separación de mutuo acuerdo.
Y, hace pocos días, se sabía que el motivo tras esa ruptura era que Schwarzenegger tuvo un affaire hace diez años con una de sus empleadas de hogar, que culminó con un hijo. La tormenta desatada en Estados Unidos por la noticia ha sido tal, que el astro ha decidido alejarse de los focos mediáticos durante un tiempo.
En un comunicado emitido ayer mismo, Schwarzenegger afirma que va a concentrarse durante un tiempo en resolver todos sus problemas personales y familiares, y que eso fuerza la dilación de proyectos como el drama Cry Macho y la quinta entrega de la franquicia Terminator. El texto concluye asegurando que el actor volverá a la actividad, pero no se atreve a dar fecha ninguna para ello.