Tres son las historias que participan en la película de los directores Ramón Termens y Carles Torras, realizadores de numerosos cortos que se atreven con el estreno de Jóvenes a adentrarse en el terreno del largometraje. Pensándolo mejor, en esta ópera prima no llega a abandonarse del todo la idea del corto, puesto que el planteamiento de cada uno de los capítulos en los que se divide denota una prolongación excesiva en cada una de ellos.
Jordi, un joven broker correctamente llevado a la pantalla por Roger Coma, carga con el peso del primer relato. Aquí, las directores se apuntan un tanto encontrando el ritmo justo que requiere la narración, dotándola de un notable ejercicio de tensión en los momentos en los que el discurso narrativo así lo pide.
Esto no sucede sin embargo cundo dejamos atrás a Jordi para conocer a Cristina (con una estupenda Aina Clotet), experta violonchelista que desea celebrar por todo lo alto su fiesta de cumpleaños. La acción se sitúa en las antípodas de la primera parte, con la tríada de sexo, drogas y rock and roll como telón de fondo. Así, lo que en un primer momento discurría a base de lucidez y contención, en la segunda historia se torna sombrío, con el consiguiente e inesperado mazazo en el estómago.
Cuando todavía no nos hemos repuesto de la febril noche barcelonesa, Pau (Pau Roca) se recupera de la resaca de camino a su pueblo en Tarragona, volviendo a un ambiente plagado de fuertes actitudes violentas y xenófobas.
Con esta propuesta, los directores Termens y Torras consiguen transmitir en ideas frescas, poniendo toda la carne en el asador, dado el tratamiento que se da a las problemáticas surgidas en la película tales como la competitividad dentro del mercado laboral, el desenfreno nocturno o las consecuencias que acarrea la violencia. Pero estas historias no son del todo independientes, sino que todos los personajes se encuentran ligados, aún manteniendo las distancias unas de otras, casi sin tocarse, dejando claro el tono de frialdad que recorre la película.
Así pues, esta se erige como una inmejorable ocasión para disfrutar de una propuesta arriesgada y verdadera, donde se imponen unos personajes que huyen de su realidad a la espera de algo que les indique qué hacer con sus vidas.
Partiendo del análisis detallado, la insólita muestra de una parte de la juventud plasmada en da mucho que pensar a la vez que proporciona sensaciones de todo tipo y condición: abrumadora tensión seguida de la más absoluta repulsión. Todo ello bajo un prisma que descubre el talento de dos directores que tendrán mucho que decir en un futuro esperemos no muy lejano.