Pese al fracaso en taquilla de Green Lantern, ya una de las películas más decepcionantes del verano 2011, la distribuidora Warner Bros. cifra su futuro en las franquicias surgidas de los cómics de DC.
Analistas de varias consultoras de Los Ángeles han revelado que los ejecutivos de Warner buscan desesperadamente para los próximos años productos capaces de atraer al público como la saga Harry Potter, cuyo último capítulo se estrena el 15 de julio, y que solo tienen dos bazas: las dos entregas de El Hobbit, que rueda ahora mismo Peter Jackson, y los superhéroes de la DC.
Dos títulos parece claro que tendrán éxito en 2012: The Dark Knight Rises y Man of Steel. Pero ambos constituyen más anomalías que títulos con potencial para secuelas y, de hecho, tanto Christopher Nolan como Zack Snyder han dejado claro que las aventuras de Batman y Superman a su cargo son difícilmente inscribibles en un universo DC cinematográfico.
Las esperanzas de Warner pasan, pues, por sendas películas sobre La Liga de la Justicia y Wonder Woman. A la primera ya se le ha dado luz verde y la segunda está en desarrollo, pero se duda sobre el atractivo para los espectadores del supergrupo y la amazona. Algo que está llevando a Warner a presionar a DC para que sus cómics, actualmente sometidos con tal motivo a una total reestructuración, tengan algo más carisma del tradicional.