El pastel de la animación, es decir, las recaudaciones obtenidas por las películas animadas, es demasiado suculento como para que los grandes estudios norteamericanos puedan evitar precipitarse sobre una porción.
Hasta la fecha, Paramount Pictures tenía un acuerdo de distribución con DreamWorks Animation (Shrek, Madagascar, Kung Fu Panda), por el que la primera distribuía las películas de la segunda llevándose una parte de la taquilla obtenida. Pero ese acuerdo caduca el año próximo y, al parecer, DreamWorks Animation no está por la labor de renovarlo.
Paramount no ha dudado en hallar una solución que le permita continuar en el mercado de las películas para los más pequeños y sus familias: crear su propio estudio de animación, Paramount Animation, que producirá con vistas a 2014 una primera gran producción digital presupuestada en más de cien millones de dólares, a la que seguirán otras. El modelo a seguir es Rango, que produjo Nickelodeon Movies y distribuyó Paramount (ambas subsidiarias del conglomerado Viacom), cuya carrera comercial se saldó con 242 millones de dólares.