Debajo de la capa transgresora queda un guión muy simple.
Elizabeth Halsey no es una profesora convencional. Además de ser maleducada, egoísta, malhablada y políticamente incorrecta, es capaz de pasarse clases enteras sin enseñar nada a sus alumnos –encadenando el visionado de una película tras otra, para lógico disfrute de los pupilos– mientras ella aprovecha para darle a la bebida o dormir la resaca de la noche anterior sobre su escritorio. Si añadimos que sus objetivos vitales son hallar a un hombre con dinero que la retire, o en su defecto –y como paso previo– recaudar los fondos necesarios para poder implantarse un par de pechos más grandes, queda bastante completo el retrato de una docente bastante inapropiada.
Jake Kasdan –hijo de Lawrence, director de French kiss (1995) o Fuego en el cuerpo (1981)– se encuentra tras las cámaras en esta comedia gamberra donde seguimos las vicisitudes de la protagonista desde el arranque de un nuevo curso. Cameron Diaz resulta convincente en este rol descarado tan atípico en ella últimamente –qué lejos queda ya Algo pasa con Mary (Peter y Robert Farrelly, 1998)–, mientras que los secundarios cumplen con lo esperado: Justin Timberlake como objeto de deseo –aunque la necesaria química con la Diaz brilla por su ausencia–, Jason Segel convertido en expeditivo profesor de gimnasia, y por último la divertida Lucy Punch encarnando a una educadora de manual que se convertirá en la antagonista natural de Elizabeth.
Con estos mimbres se da forma a una cinta que contiene claras críticas a la apatía de un profesorado que se ve superado tanto por el deficiente sistema educativo como por unos alumnos que podrían ser mejores. No faltan algunas situaciones de humor bien logradas, ni referencias a otros filmes ambientados en las aulas (Mentes peligrosas de John N. Smith a la cabeza, con homenaje musical vía Coolio incluido).
Pese a todo, Bad teacher se nos antoja desaprovechada. Su irreverencia no es tanta como sus premisas dejaban entrever, aunque seguramente para los estándares norteamericanos resultará escandalosa en ciertos aspectos. Debajo de la capa transgresora queda un guión muy simple que nos permite mantener la atención en la pantalla apenas lo justo, mientras vemos a unos actores inspirados que no pueden luchar contra un libreto decepcionante que intenta jugar en la misma liga de los productos más inspirados de la factoría de Judd Apatow, pero que únicamente nos deja para el recuerdo unas pocas frases y algunos momentos que podrían haber llegado a ser memorables.