La quinta producción cinematográfica de los directores Albacete&Menkes sitúa en París a una frágil Carmen Maura en un ambiente onírico e ingenuo. Los creadores de Más que amor frenesí, Atómica o Sobreviviré cambian de formato y acercan a las pantallas una comedia romántica clásica en la que dignifican el papel de la ama de casa española, aburrida y olvidada.
“Hay que fabricar los sueños con lo que tienes en la nevera”
¿Por qué habéis inventado un mundo de sueños para la protagonista, es decir, para Ana?
Este personaje es Carmen Maura, una mujer que se enamoró de un roquero, se casó con un agente de viajes y vive con un desconocido y todo sonaría muy bien si no se tratara de la misma persona. Quiere viajar y recuperar sus sueños. Su sueño es un chico francés que conoció en el verano del 68 y que se parecía a Alain Delon. Como dice Carmen Maura, no hay nada peor que tener una vida aburrida. Luego ocurre que esos sueños no son como ella imaginaba, porque los recuerdos nunca son realmente como creías.
¿En quién os habéis inspirado para construir los sueños de Ana?
Hemos idealizado un poco el pasado, con ese chico francés que le dio el primer beso con sabor a vichyssoise. Ha pasado el tiempo y Ana se ha hecho profesora de cocina, pero una parte de ella se ha quedado muy colgada con aquella experiencia. Y cuando viaja a Francia, ni conocen la vichyssoise, ni les gusta, ni es francesa. Van cayendo sus sueños poco a poco.
¿Qué importancia posee la comida en la trama?
Es el descubrimiento del sexo para ella cuando es jovencita, del amor, todo eso siempre va relacionado con la comida. Aunque realmente no tiene nada que ver, son pinceladas, para describir al personaje.
Habéis escogido París para ambientar la acción, ¿es la ciudad perfecta?
Es el plató maravilloso. Vas caminando por París y es como si ya lo hubieras visto todo en las películas. Es también una obra con muchos guiños cinematográficos, por ejemplo, la ventana con la Torre Eiffel al fondo es un poco como de Sabrina de Billy Wilder.
¿Qué función realiza el personaje de Alex Brendemühl?
Es un poco el Peter Sellers del Guateque o el Inspector Closeau de La Pantera Rosa. También tiene mucho de cine mudo, es un personaje cómico. Es la primera vez que Alex, que ha hecho papeles tan fuertes y tan intensos como Las Horas del Día, se mete en la comedia. Lo hace muy bien.
¿Cuál es el personaje al que le tenéis más cariño?
Yo creo que la gente le cogerá mucho cariño al de Alex, pero para mí, trabajar con Carmen Maura ha sido genial y su personaje también. Le tengo por ejemplo mucho cariño al pobre marido, a Felix, que es Manuel Marquiña. El pobre hace un viaje hacia el pasado, se ha quedado ahí, en los 80, con ese tema de Rock ‘Las Golfas de la Autopista’ que es la única canción que compusieron Felix y los Desaparecidos, el grupo que tenían y que concretamente desapareció. No llegaron nunca a grabarlo. Además odia volar y es agente de viajes. Por ello, Ana que pensaba que iba a conocer todo el mundo con él, se queda encerrada en su casa de Barcelona, con una vida tristísima.
¿Por qué Carmen Maura para el papel de Ana?
Bueno, me parece sin duda la mejor actriz de su generación. Además tiene la virtud de reírse de sí misma. Es una tía muy inteligente con muchísimo humor. Su personaje es muy ingenuo, porque ir a París a buscar a un señor que se llama Pierre... Ella sabe que se llama Pierre y que lo conoció un verano del año 68 e intenta encontrarlo. La película es una comedia romántica. Tienes que entrar en ese cuento, en esa historia... tiene ese tono de las comedias románticas, pero de antes, de las clásicas.