El rasgo principal que define a una serie de televisión es la división en capítulos. Cada capítulo constituye una unidad narrativa independiente en sí misma (aunque algunos de ellos conformen un marco común de la historia general de la serie), logrando, además, una continuidad entre unos y otros, por medio de los escenarios, los temas o los personajes. También definen a las series otros elementos como su factura, su proceso productivo, y las características especiales de su programación.

Al ser productos relativamente costosos, las series de televisión son ejes de programación de las distintas cadenas (tanto de origen, donde las encargan y las producen, como de destino, en los países donde compran los derechos de emisión) y suelen emitirse en primetime, en las franjas de mayor consumo por parte de la audiencia. Aunque como en todo, las nuevas costumbres y la aparición de Internet ha modificado ligeramente esta situación y muchos espectadores no esperan, consumiendo la versión original.

Existen muchísimas definiciones sobre los tipos de series, casi tantas como autores especialistas en la materia y diccionarios o libros teóricos (que por otro lado, en nuestro país tampoco son tantos), dentro de las cuales una de las más interesantes es la que plantea Fernando Lara en su disertación titulada Series de ficción: la Emoción Interrumpida.

Lara, a su vez, cita a la diferenciación establecida por José María Villagrasa en el libro colectivo El Relato Electrónico, que considera de muy precisa y de gran utilidad. Villagrasa distingue por un lado serie, de manera estricta, lo que anteriormente se llamaba telefilme, como “estructura narrativa fija que se repite cada episodio con un protagonista o protagonistas y lugares comunes. La narración inicia y acaba su trama en el episodio. Admite, sin embargo, variaciones que se mueven entre la miniserie y el serial”. Por tanto, “una serie sería todo aquello que posee ciertos elementos de unión, que suelen ser unos personajes, aunque también pueden ser situaciones parecidas, pero en que cada episodio empieza y termina dentro de ese propio episodio, no existe una continuidad narrativa que siga posteriormente”.

Los distintos tipos de serie

― Comedia de Situación (del término americano Sitcom):
Sería “una comedia, generalmente grabada en estudio (las series hasta hace poco han tenido un formato cinematográfico más que de vídeo) y habitualmente de menor duración, de una media hora”. La define como “modelo narrativo que gira en torno a cuatro o cinco espacios escénicos estables, con tramas que concluyen en cada entrega”. Un decorado, unos personajes que se repiten y una situación (como su nombre indica) que define el contenido de cada capítulo. “Esos personajes se repiten en otras entregas de la comedia y cada historia termina dentro de esa media hora de duración”. Una comedia de situación típica sería Cómo Conocí a Vuestra Madre o The Big Bang Theory, por ejemplo.

― El Serial o telenovela:
Podría definirse como “una producción de dilatado número de entregas, en que la narración abierta se prolonga a lo largo de los episodios y mantiene diversas acciones que se pueden complicar ilimitadamente. Los términos soap o serial definen este género televisivo en el mundo anglosajón, mientras que serial, telenovela o más despectivamente culebrón, se utilizan para la producción latinoamericana”. Se trata de un relato continuado, de tal forma que a lo largo de muchísimo tiempo se va viendo la evolución de determinados personajes con unas historias paralelas. Pasión de Gavilanes fue una telenovela de mucho éxito, por citar una sola.

― La Miniserie:
Es un concepto mucho más moderno que se acuña a partir de los años setenta, donde una dilatada narración se divide en diversas entregas. “Un factor importante en la miniserie es el relativo al número de episodios”. Villagrasa dice que “la miniserie, por sus características narrativas permite un sistema de programación más dinámico y maleable, tanto en la partición de los episodios como en el sistema de programación”. Una miniserie, en la actualidad, es un concepto que se utiliza para producciones especiales, con un argumento cerrado y completo en un determinado número de capítulos (normalmente un número corto). Las miniseries suelen tener un presupuesto alto y una factura cuidada. Un buenísimo ejemplo de miniserie fue Habitación Perdida, completamente recomendable para los amantes de las tramas intrigantes y con toques paranormales.

― Crossover:
Es un término que se utiliza cuando personajes de dos o más series distintas se unen durante varios capítulos que normalmente conforman una subtrama y lo hacen partiendo la historia y separándola en las dos o más cabeceras que juntan. Se han visto ejemplos de este tipo dentro de la franquicia C.S.I.; entre Las Vegas y Crossing Jordan; dentro de historias de Buffy, la cazavampiros y su spin-off Ángel, por poner sólo algunos ejemplos. Esta táctica es muy útil para potenciar un producto con ayuda de otro que normalmente forman parte del mismo estudio o de la misma productora. A los telespectadores les gusta especialmente ver a sus personajes preferidos compartiendo minutos de televisión en una de sus ficciones favoritas. Esto es algo que también se hace en otras artes como el cómic, en el que es muy común ver a personajes de la misma editorial o de distintas editoriales compartiendo aventuras entre viñetas.

― Y, por último, un concepto derivado, el Spin-Off:
"Es una serie elaborada a partir de determinados personajes menores de otra serie que por su popularidad generan una serie propia”. Matt Leblanc continuó interpretando a su Joey en una serie propia tiempo después del final de Friends; Cleveland, uno de los amigos de Peter Griffin, consiguió un show individual, aprovechando el tirón de Padre de Familia; los agentes Mulder y Scully, de Expediente-X, vieron su universo amplificado con dos spin-off: Millenium y The Lone Gunmen, ambos de escasa repercusión, por poner sólo algunos ejemplos. Este es un movimiento arriesgado porque a veces los personajes funcionan bien por las sinergias con los demás, por sus relaciones con los protagonistas o por su papel dentro del conjunto original… pero no funcionan de la misma manera sacándolos del cuadro general.

Aunque han pasado ya varios años desde la publicación del citado libro, las diferenciaciones y postulados que allí se marcaron aún continúan vigentes, y más aún ahora, que las series de televisión han dado un paso más allá en la hegemonía de la calidad, en la construcción de grandes personajes y en la narración de buenas historias, hacia una nueva edad de oro.

Abdessamed Sahali también lo apunta en su obra, Series de Culto. El otro Hollywood, una obra muy recomendable, amena, divertida e interesante: “No cabe duda de que se trata de una industria definida por sus géneros, dominada por sus creadores y concebida para reflejar las múltiples facetas de la sociedad […], ya que pese a sus estrechos lazos con el séptimo arte, tampoco se ha desvinculado de lo real. Sus historias, que muy bien podrían situarse en un cruce de caminos entre el arte, la economía, la cultura, la política y lo social, merecen nuestra atención”.