esgarrador es el mejor calificativo para el último film del director Mike Leigh. El autor británico sorprende a cada nueva película, no ya por su cambio de registro, sino por mantener intactos el talento y frescura que mostró en el 96 con Secretos y Mentiras. Nueve años más tarde, Leigh sigue en plena forma con El Secreto de Vera, su mejor película desde entonces. Sin salirse de su estilo habitual, el cineasta bucea en nuevos temas tan espinosos como el aborto, teniendo como telón de fondo un barrio humilde del Londres de 1950.
Leigh ha sido durante años el mejor representante del cine social británico, y tras trabajos medianos como Todo o Nada recupera toda su fuerza para contarnos la historia de Vera, una mujer alegre que afronta la dureza de cada día con una sonrisa en los labios. No tiene una vida cómoda, pero tanto ella como su familia viven felices y unidos. Para sacar adelante a los suyos trabaja limpiando casas, pero tiene un secreto pues no es esta su única ocupación. Sin que nadie de su entorno lo sepa, ayuda desinteresadamente a mujeres desesperadas que quieren poner fin a embarazos no deseados. Cuando surgen problemas en uno de estos abortos, las investigaciones conducen hasta ella y su mundo se desmorona.
Además del talento de su director, la cinta tiene a su favor el magnifico trabajo actoral, entre el que destaca la interpretación visceral y apabullante de Imelda Stauton en el papel protagonista que le ha valido elogiosas críticas, y una nominación al oscar. La película está rodada de manera realista prescindiendo de la música en los momentos más emotivos, dejando que todo el peso emocional recaiga en los actores que cumplen más que notablemente.
Por sacarle algún defecto, y puestos a ser exigentes, la primera hora de se desarrolla de forma entre lenta y pausada, pues se va dando más importancia a los personajes que a la acción. Pero, lo que parece banal e irrelevante va haciéndose un hueco en nuestra cabeza, para explotar violentamente cuando vemos como toda la existencia de Vera se hace añicos, una existencia de la que hemos sido testigos mudos. Y así, sin apenas darnos cuenta, vivimos su traumática experiencia como propia, presenciando como esta heroína de ficción representa a todas aquellas mujeres valientes que desafiaron a su tiempo y lucharon activamente por lo que creían justo.