Fernando, el portero suplente de un equipo de tercera regional, tiene la obligación de parar un penalti en el último minuto de un partido para que su equipo ascienda. El encuentro se suspenderá antes de que se tire, por lo que el penalti se tirará a la semana siguiente. Fernando se preparará a fondo durante esos siete días. Es su oportunidad de hacer algo importante en la vida y de conquistar a la chica de sus sueños.
Este es el segundo largometraje de Roberto Santiago ¿Cómo podría definirse a la película? Difícil cuestión: es todo menos una película. Es una broma pesada, un chiste malo, una pesadilla sudorosa, un dolor de muelas, un jefe insoportable...es muchas cosas, pero no es cine. Hay que empezar a llamar a las cosas por su nombre.
La broma pesada está ambientada en un barrio obrero del sur de Madrid. Es la historia de un pobre alcohólico mentecato (Fernando Tejero), el portero suplente de un equipo de tercera que... en fin, para que seguir analizándola. Bastante se ha sufrido ya viéndola, como para encima regodearse ahora con el ordenador. Debería comprar una máscara de cuero y un látigo antes, para ser un correcto sadomasoquista (sádico por hacer leer esto a alguien y masoquista por escribirlo). Lo mejor es que el espectador la vea (cuando la echen por televisión, no hay que gastar ni un solo céntimo en este chiste malo) y juzgue, asombrado, por sí mismo. Ya no es una cuestión de gusto ni de opinión, es criterio puro y duro. Estas pesadillas no deberían estar permitidas: guión absurdo, grosero, machista, ofensivo, y chabacano. Interpretaciones malas. Puesta en escena nauseabunda. Hay que verla sólo para asombrarse. Roberto Santiago, director y guionista... ¿director y guionista?. “El otro día leí el sistema de propulsión del último cohete de la NASA, y tampoco entendí nada” Felipe a Mafalda. (Personajes de Quino).