Despues de Cuatro Bodas y un Funeral, los ingleses descubrieron que sabían hacer bien las comedias románticas. No es para menos, la película reventó las taquillas haciendo gala de una calidad envidiable. A partir de entonces, regularmente llega a nuestras pantallas una nueva comedieta inglesa. En ocasiones, (como en El Diario de Bridget Jones) con resultados esperanzadores; otras (como en su segunda parte), con un estilo tan comercial y “norteamericanizado” que pierden toda su originalidad.
Este último es el caso de El día de la Boda, tan previsible que aburre a base de repetir hasta la saciedad los clichés típicos de las comedias americanas. Hasta el argumento resulta poco original: con motivo de la boda de su hermanastra malvada, Kat regresa a Inglaterra a ver a su horrible familia. Para evitar quedar como una fracasada y dar celos a su exnovio contrata a un "acompañante" para que se haga pasar por su pareja. Lo que haría cualquiera en su situación, vamos.
Pero su plan no sale como ella pretendía, y durante su estancia en Londres descubre que Nick es un hombre encantador y maravilloso que le roba el corazón. Algo así como Pretty Woman pero con los roles intercambiados.
El motivo de hacer estas películas suele ser únicamente el lucimiento de sus estrellas. En este caso los protagonistas son Dermot Mulroney (La Boda de mi Mejor Amigo) y Debra Messing (conocida por la serie Will y Grace). El primero no consigue lucir más que su físico, ya que como actor no destaca demasiado. Se limita a pasearse por la película luciendo palmito y poniendo cara de James Bond en horas bajas.
En cuanto a su partenaire femenina cumple con su papel de solterona descocada, pero juega en su contra no ser una actriz muy conocida en nuestro país. Los secundarios cumplen con su parte, sazonando la historia con algo de humor e histrionismo. Nada que no se haya visto antes, pero la formula sigue funcionando, resultando una comedia a ratos entretenida aunque aburridamente predecible: no sorprende ni arriesga. Puede incluso que aún calcando cintas de éxito esté por debajo de la media, aunque garantiza hora y media de entretenimiento ya visto. El espectáculo está servido.