Alfie (Jude Law) es el diminutivo de Alfred. Un joven muy guapo, con estilo, complaciente en apariencia y siempre sonriente. Un londinense con ganas de comerse el mundo en Nueva York. Tiene un trabajo sencillo como conductor de limusinas y disfruta yendo de mujer a mujer. La filosofía de Alfie es gustar para no quedarse. Una mujer en cada parada, pero que ninguna espere mucho de él. Este chico aparenta estar por encima de cualquier sentimiento. Si saliera con seres inanimados, probablemente la cosa no tendría consecuencias, pero, con mujeres reales, puede ser que no todo salga como a él le apetece. Jugar tiene sus riesgos.
El director, Charles Shyer, afronta esta nueva versión casi cuarenta años después. Alfie fue llevada a la pantalla grande por Lewis Gilbert, basada en un guión de Bill Naughton, en 1966. El protagonista fue Michael Caine, que fue nominado al Oscar por su interpretación. En 2005, la historia sigue vigente. En palabras de Charles Shyer: “Es una historia tan universal como clásica. Un cuento aleccionador que nos invita a despertar y ver en qué medida nuestro comportamiento afecta a los demás”.
Al igual que en la primera versión, el director apuesta por una narración en primera persona por parte del protagonista. Afirma: “Si Alfie habla con el público, puede comunicarle lo que de verdad piensa”. Cómo si no hubiera más recursos para hacerlo. La película cae en un terrible exceso de darlo todo masticado, no queda nada para la imaginación, para mantener la atención, la intriga. El protagonista lo cuenta todo cara a cara con tantos pelos y señales, y de una manera tan monótona, que puede dar sueño. Alfie es una de esas películas que toma al espectador por tonto y le explica las cosas una y mil veces, no vaya a ser que sólo con acción no se entere. Este monólogo tedioso hace que la correcta interpretación de Jude Law se tambalee. Mostrando además que no está muy cómodo en la comedia frívola. No entiende del todo a su personaje y se nota. Alfie evoluciona de no enterarse de nada a darse cuenta de todo. Una transición bastante brusca hasta para una película.
Cuando el personaje muestra, por fin, sus miedos, la película da su giro más interesante y empieza a salir del género de ciencia-ficción emocional al que parecía querer llevarnos. Las mujeres que se han dejado seducir por Alfie: Julie (Marisa Tomei), Liz (Susan Sarandon), Lonette (Nia Long), Dorie (Jane Krakowski) y Nikki (Sienna Miller), se vuelven cuerdas todas a la vez y deja de ser una película al servicio de un solo actor. Todas muy interesantes. Ahora sí merece la pena no dormirse.
Rodada con planos de todo y para todo: una planificación ideada para mostrar, mostrar y mostrar. No se detiene, no deja que te recrees y descubras. Los decorados están llenos de vida de los personajes que el espectador no tiene tiempo de disfrutar. Recargada en exceso.
Música compuesta especialmente para la historia por Mick Jagger (Rolling Stones) y Dave Stewart (Eurythmics). Da vida y ritmo al filme, pero no te la llevas puesta. Como todo en Alfie, mejorable.