Hace pocos días, el mandamás de Universal Pictures, Ron Meyer, dejaba atónitos a los asistentes a una clase magistral que brindó en el Festival de Cine de Savannah al reconocer que muchas de las películas que está produciendo el estudio “son una mierda”. Entre ellas, como citó expresamente, El Hombre Lobo, Cowboys and Aliens y La Tierra de los Perdidos. Meyer lamentó incluso que, presa de miedos creativos y financieros, Universal no hubiese respaldado con más energía títulos atrevidos como Scott Pilgrim contra el Mundo, así como que se hubiesen cancelado las adaptaciones de En las montañas de la locura y La Torre Oscura.
Con este panorama, que no viene sino a subrayar lo que expresa cada semana la presencia de Hollywood en las carteleras (por cierto, cada vez con menos espectadores), es perfectamente natural que la desarrolladora de videojuegos Ubisoft haya promovido en la práctica, aun con innumerables presiones en contra, lo que ya había anunciado: que las películas basadas en sus creaciones se harán bien, o no se harán.
Ubisoft llegó de hecho hace pocas semanas a un acuerdo con Sony Pictures con el objetivo de llevar al cine una de sus franquicias más exitosas, Assassin’s Creed. Lo que no se sabía, ahora se ha hecho público, es hasta qué punto Ubisoft ha sido rigurosa con Sony. Los términos del acuerdo han sido tan duros, que otros estudios como DreamWorks, Warner Bros. y la propia Universal se negaron a aceptarlos con cajas destempladas.
Y es que Ubisoft tendrá la primera y la última palabra acerca del reparto, el guión, el presupuesto y hasta la fecha en que se estrenará Assassin’s Creed. Más aun, por muy avanzada que se halle la producción de la película y mucho dinero que se haya invertido en ella, si Ubisoft cree que está tomando un rumbo equivocado gozará del derecho a cancelarla sin repercusión contractual alguna.
Representantes de otros estudios creen que Sony ha cometido un grave error aceptando estas condiciones, que a la postre acabarán por no traerle ningún beneficio económico. Tampoco Ubisoft se libra de las críticas: según muchos analistas, sus ejecutivos están demostrando no saber nada de la industria del cine. Para ellos, Assassin’s Creed acabará convirtiéndose en un fiasco que hará negociar a Ubisoft otras de sus propiedades (Ghost Recon, Splinter Cell) con más humildad.
En cualquier caso, lo sucedido entre Sony y Ubisoft demuestra que la balanza del poder mediático y popular entre cine y videojuegos está inclinándose lentamente hacia el segundo sector. Hasta ahora, una película dignificaba culturalmente al videojuego en que se basaba. Assassin’s Creed podría ser la pionera explícita en una nueva visión: la película como un apéndice más del videojuego correspondiente junto al cómic, el parque temático, la camiseta y el álbum de cromos.