Para asombro de propios y extraños, el director alemán Roland Emmerich (en la imagen, planificando una escena), conocido por superproducciones catastrofistas tan banales como Independence Day o 2012, acaba de estrenar en todo el mundo Anonymous, una esforzada película de época que indaga en la verdadera personalidad del dramaturgo isabelino William Shakespeare.
Parece que la realización de Anonymous ha supuesto para Emmerich un cambio en su manera de concebir el cine. Aunque su próximo proyecto, Singularity, le devuelve a su ámbito habitual de la fantasía y el espectáculo, ahora Emmerich ha resultado estar más preocupado que nunca antes por lo que cuenta.
Y es que el alemán ha paralizado la pre-producción de Singularity, cuyo presupuesto rondará los 175 millones de dólares y cuyo rodaje estaba previsto comenzase en marzo con vistas a su estreno en mayo de 2013, a fin de volver a trabajar en su guión, que no le satisfacía.
Singularity cuenta la historia de un chico al cual se le implantan nanorobots que le proporcionan increíbles poderes ambicionados por una gran corporación. El propio Emmerich y su colaborador habitual, Harald Kloser, fueron los firmantes de la misma, pero la inédita autoexigencia del cineasta le ha llevado a contratar a Ray Kurzweill (especialista en inteligencia artificial) para dar más empaque dramático y científico al argumento, lo que puede trastocar todo el plan de producción del film.