A propósito de la obra de Wim Wenders uno podría decir casi de todo ya que en ella se dan cita desde títulos de primera fila (“Paris-Texas”) a propuestas fallidas (la reivindicable “El Hombre de Chinatown”) o directamente prescindibles (la reciente “Million Dollar Hotel”) sin descuidar su vena documental (“Buena Vista Social Club”). Ahora, y tras su paso por la sección oficial del pasado festival de Venecia 2004, llega a nuestras pantallas el nuevo trabajo del realizador alemán a través del cual traza un emotivo retrato de los Estados Unidos posteriores a la tragedia terrorista del 11-S.
El film examina tan tristemente célebre temática a través de dos perspectivas opuestas a la vez que complementarias como son las Paul (John Diehl), un antiguo veterano de la guerra de Vietnam devoto de su país hasta la médula y que vive obsesionado con la posibilidad de un nuevo ataque terrorista, y Lana (Michelle Williams), la joven e idealista sobrina del primero que ha vivido la mayor parte de su vida en Africa y Oriente Medio y que tras la muerte de su madre ha vuelto a los EEUU para entregar una carta suya a su tío al que hace años que no ve.
La labor de vigilancia urbana de Paul y el trabajo en un albergue de Lana confluirán cuando sean testigos del asesinato de un joven vagabundo árabe en extrañas circunstancias, y a partir del viaje a lo largo del país que emprenderán para devolver el cuerpo de este a su hermano forjarán una especial relación que pondrá de relieve sus distintos puntos de vista.
Ya desde las primeras secuencias Wenders deja claro las intenciones de su nuevo largometraje, que no son otras que exponer las características y contradicciones de esa sociedad basada en el miedo imperante en el país de las barras y las estrellas que el polémico Michael Moore expuso brillantemente en su “Bowling for Columbine” esta vez a través del personaje de Paul. Con él muestra a un paranoico obsesivo que cual Travis Bickle en “Taxi Driver” patrulla las calles de Nueva York en una furgoneta equipada con los mas avanzados medios de vigilancia siempre al acecho de posibles indicios de una nueva operación terrorista y cuyo punto de vista acabara viéndose sacudido por los hechos y por el contraste con la mirada de su sobrina, dotada de una mentalidad mas abierta.