La facilidad de Stephen King para crear un universo por libro, para elaborar detalladas historias desde cero una y otra vez, lo han convertido desde el origen de su éxito, en un valioso instrumento para el séptimo arte donde muchos guionistas quisieran tener (o intuir) sus sobrehumanas cualidades.
De esta forma, cualquier cosa que lleve su firma tiene asegurado un contrato para su traslado al cine, apuesta segura que posteriormente será objeto de estudio para concretar si se cuece una superproducción, un telefilm mediocre, o una película liviana forjada a la sombra de un buen libro... como es el caso que nos ocupa.
Quizá contar con Anthony Hopkins pueda desorientar sobre la calidad del producto, y es que su moderada aportación -que no escapa de esa apariencia de desgana de toda la cinta-, es sólo un recurso a medio uso, como lo es el de un libro repleto de riqueza, donde la minuciosidad de su autor en reflejar distintos estados de ánimo a lo largo de sus cinco relatos, se convierten aquí en burda excusa para un rancio drama tan hueco como superficial, con moderado interés para los profanos, con estrepitosa simpleza para los lectores.
Corazones en la Atlántida: Why We're in Vietnam
Inicialmente concebida bajo este segundo título ("¿qué hacemos en Vietnam?") la coincidencia de nombre con otra novela de Norman Mailer motivó el cambio de denominación eligiéndose el de otro de los relatos, si bien el original respondía mejor al espíritu de esta recopilación, a la idea de reproducir ante todo las reacciones de un grupo de personas en el contexto de un conflicto bélico que no entendían, que desde su distancia robaba vidas cercanas, encaminadas a esa guerra incomprensible.
En la película, sin que haya un encaminamiento definido hacia el verdadero objeto del libro, se centra todo en una alterada reproducción del primero de los relatos, "Hampones con chaquetas amarillas", donde un Ted Brautigan (Anthony Hopkins) con poderes para escrutar mentes ajenas, es perseguido por lo que en el cine han venido a identificarse como agentes del FBI. Esta es una más de las alteraciones claras sobre el original, donde los sujetos de la persecución provienen de una larga e ilustre saga del propio King (la torre Oscura) dibujando así un thriller abstracto que el lector no tiene porque entender, pues asiste a una buena puesta en escena donde lo importante son las emociones de un niño en la infancia, los vínculos que crea con el señor Brautigan ante la ausencia de una figura paterna, y cómo su inocencia se va quebrando progresivamente hasta llegar a rebeldía. Y todo eso, en esta hueca película, queda totalmente olvidado.
Finalmente, el pórtico de entrada y salida a esta historia, en el cine es el último cuento del libro -todavía más adulterado- en que el niño, ya adulto, vuelve a casa al funeral de uno de sus amigos de infancia. Aquí pretenden intuirse rancias reflexiones y nostalgias, tan mal presentadas como todo lo demás, quizá por dejar excesivo apoyo en el libro que los espectadores no tienen por qué haber leído, y que de haberlo hecho, sólo les conducirá a una seria decepción.