Para unos es un cantante con una voz tan sensible como para tocar la fibra emocional. Para otros esta es en exceso afectada, en ocasiones hasta irritante. Ambas impresiones se refieren a Antony Hegarty, líder de Antony and The Johnsons, que cambia de terreno musical -no de registro vocal- para involucrarse en un nuevo proyecto: Hercules & Love Affair. El sello DFA publica este primer trabajo en que predomina el sonido disco y con el que se prevé volver a hacer girar la bola de espejos en las pistas de baile durante el 2008.
El valedor del proyecto es el dj y productor Andrew Butler, quien ha conseguido reunir para su proyecto a la cantante Nomi, a la dj Kim Ann Foxmann, y al de la mencionada voz inconfundible. Butler muestra su predilección por el sonido disco de finales de los 70's, pero también deja espacio al primer house de Chicago, al electro, al retrofunk e intenta lidiar con el jazz en la canción 'This is my love'. Pero en su esencia es un álbum disco con una producción muy cuidada, y con la gran presencia que otorga la colaboración del cantante de 'and the Johnsons'. Al principio podría parecer desconcertante encontrar la voz pasional de Antony en un proyecto de esta índole, pero sin duda es uno de los aciertos del álbum, ya que en los cortes en que interviene el resultado resulta mucho más satisfactorio que en los que no. El single del álbum, esa nueva bocanada que supone Blind, es el mejor reflejo de la combinación que hace entre el frenesí y hedonismo del sonido disco y la intros-pección emocional que su tono aporta.
El tema se compone con un bajo funk y con unas trompetas a modo de adorno, formula que repite en otros y que da muy buenos frutos en 'You Belong' (con Antony a dos voces) y en Raise me up.
Este larga duración no mantiene el mismo nivel en todo su recorrido, y sobre todo se notan esas bajadas en canciones como Iris o Anthene, o la alejada del ritmo disco This is my love.
A fin de cuentas Hercules & Love Affair supone un meritorio primer álbum, en dónde la formula de recuperar el sonido disco más próximo a la época dorada de Nueva York da muy buenos resultados, y en buena parte hay que agradecérselo al chico introvertido y emocional con el que iniciábamos la crítica. A la espera de poder medir con más exactitud el revival disco, esta obra supone un paso firme en esa dirección que confirma a Blind como uno de los temas más rompedores y con más papeletas para hype del año, tanto dentro como fuera de pistas.