El sábado también hubo tiempo para el hip hop de la mano de Clipse. Dúo de hermanos norteamericanos que beben de los clásicos para generar su sonido, y que realizaron un directo aceptable. A la misma hora tocaban Dinosaur Jr. en el escenario principal. Esta banda norteamericana nacida en los 80’s dio una lección de ruido y distorsión de guitarras. Además se permitieron interpretar algún himno generacional como Feel the Pain.
Antes Enrique Morente y Lagartija Nick interpretaron el disco Omega ante el deleite de todos los presentes. Su versión del Halleujah de Cohen fue uno de los momentos del día y del festival. Poco después de Dinosaur Jr. se presentó una propuesta muy alejada al indie rock de los norteamericanos. Tinderstick presentaron su nuevo trabajo de estudio, en dónde la voz de Staples vuelve a sobresalir sobre un conjunto melancólico y apagado, y en dónde su lento tempo hace que sea difícil de digerir dentro de la programación de un festival como el Primavera.
Hacia las 02.00 de la madrugada, la gente fue volviendo de sus respectivos escenarios para concentrarse en el escenario principal, en dónde fue la hora de los Animal Collective. Este grupo de acid folk de Baltimore hizo lo imposible para reproducir su particular sonido encima de un escenario, y de forma sorprendente se salieron con la suya y con creces. Con tan sólo dos sintetizadores y una guitarra, Noah Lennox y los suyos hicieron un directo potente, lleno de matices y sonidos irreproducibles acompañando a melodías emotivas. Fue sorprendente ver el éxito de público a pesar de lo arriesgado de su propuesta. Quizás la respuesta estuvo en un directo muy bien planteado y en ofrecer piezas de la envergadura de Peacebone, Grass o Who Could Win a Rabbit. Después del buen sabor de boca algunos se dirigieron al escenario ATP en dónde Awesome Color enseñaban su debilidad por el hard-rock setentero.
Antes de que la lluvia rompiera la tregua, y para aquellos que aún guardaban fuerzas o que las habían adquirido de forma sorprendente, Simian Mobile Disco ofreció una sesión sin complejos con beats electrónicos y con referencias a bandas sonoras clásicas. Y fue entonces, en la última canción que pincho el dúo inglés, cuándo esclató el diluvio que todo el mundo había estado temiendo a lo largo del festival. Fue entonces cuándo el cielo descargó todo lo que hasta entonces había estado guardando por respeto a los artistas y a su público, y sobretodo, por salvaguardar los tres grandes días de música procedente de estilos y nacionalidades distintas pero con un mismo denominador en común: la calidad.