Irrumpieron en escena en los años 90 y cosecharon el éxito cuando el brit-pop daba ya sus últimos coletazos. A pesar de ello, The Verve se erigieron como una de las bandas del momento con el lanzamiento de Urban Hymns. Las desavenencias entre Richard Ashcroft y el guitarrista Nick McCabe, y los intentos de Ashcroft para abrirse un camino en solitario han marcado los once años transcurridos entre su último trabajo y el nuevo: Forth. No obstante ahora vuelven con la energía renovada y dispuestos a demostrar que no fueron fruto de una escena determinada.
Once años de inactividad pueden conllevar un agrietamiento de los mecanismos musicales que solías dominar, o por el contrario, una fase de reflexión y perfeccionamiento de tu sonido. Esto último es lo que parece haberles ocurrido a The Verve, tal y como demuestra el lanzamiento de su último disco. Estamos ante una mezcla, en su justa proporción, de los temas más experimentales y alargados en duración de sus primeros trabajos con temas pop más cercanos a su famoso Urban Hymns. En especial por la canción lanzada como single Love is Noise, que hará las delicias de sus aficionados y de los que no lo son tanto gracias a un pegadizo estribillo junto a la voz consistente de Aschrcoft, adornado por un particular sonido que le puede dar cierta personalidad para salir airosa de la acumulación de las radiofórmulas. En esta línea encontramos Judas, un bonito aporte reposado en la voz cálida y profunda de Ashcroft, y envuelta en una distorsión de guitarras que en sus momentos pausados recuerda al sonido de una arpa. Por otra parte hay espacio para cortes de 6 o 7 minutos en donde el protagonismo no recae tanto en el cantante sino en el espiral de guitarras, distorsión, y psicodelia tan bien aliñadas por una producción que convierte el caos en algo controlado. Esto alcanaza su cenit en Numbness, Noise Epic o Columbo, que los acercan mucho más a lo que fueron sus dos primeros lanzamientos (A Storm in Heaven, y A Northern Soul).
A grandes rasgos Forth recupera el sonido The Verve de toda su trayectoria pero con más orquestación, con un tono más grandilocuente que se sustenta en la madurada voz de su líder y en cuidados arreglos de producción. Ojalá todos los retornos fueran como éste.