Sidecars

Contadnos un poco de la historia del grupo. ¿Cuándo se forman Sidecars, y qué pasos habéis seguido hasta ahora?
Realmente como Sidecars llevamos cuatro años. Antes teníamos otra banda de donde venimos los cuatro. Nos hemos dedicado a hacer el circuito madrileño de pe a pa. Hemos tocado en todos los bares un millón de veces, y recientemente hemos empezado a hacer algunos teloneos. Ahora es cuando empezamos la gira de verdad, porque hasta este momento lo que habíamos hecho era tocar sin parar.

¿Cómo es que terminasteis juntos los cuatro?
Éramos compañeros de instituto y salíamos con la misma gente. Uno tocaba la guitarra, el otro la batería... Fue algo muy natural. Nos juntamos en el patio del colegio, y acabamos ensayando en el patio del colegio también.

¿Por qué elegisteis ese nombre para vuestro grupo?
Viene de una sala de Barcelona que se llama Sidecar. Estuvimos allí una noche de estas que terminan bien entrado el día siguiente, y como justo entonces estábamos buscando un nombre se nos ocurrió llamarnos Sidecars.

¿Qué música habéis mamado para que salga como resultado vuestro sonido, sea influencia directa o indirecta?
Todos hemos escuchado rock n’roll, aunque luego cada uno ha ido tirando para un lado. Gerbass es más rockabilly; Ruly, el batería, es un poco más bestia y le van Mötley Crüe o Guns N’Roses; Manu y Juancho son más de los Rolling Stones... Hemos oído bandas de rock n’roll de las de toda la vida. De grupos españoles están Burning, Tequila...

¿Cómo funcionáis a la hora de componer?
Principalmente hacen las canciones Juancho y Manu, por separado. Cada canción nace de la cabeza de cada uno en su casa, pero donde le terminas de dar forma y se convierte en canción es en el local, entre los cuatro.

¿Cómo ha sido el proceso de grabar el álbum? Os ha producido Leiva (de Pereza), y lo ha grabado y mezclado Carlos Hernández.
Nos lo hemos pasado muy bien, ha sido muy divertido. Ha sido un acierto hacerlo con ellos, porque son amigos nuestros y entienden muy bien lo que hacemos. Estamos deseando volver a meternos a grabar con ellos.

Apenas cuatro de las once canciones del disco superan los tres minutos, y no hay ninguna de cuatro minutos. ¿Lo bueno, si breve, dos veces bueno?
Sí, creemos que sí. Sobre todo en un grupo que acaba de salir, no puedes darle al público canciones de más de cinco minutos en un primer disco, porque al menos desde nuestra forma de pensar eso es un coñazo. Un primer disco es una carta de presentación que tiene que ser directa y breve.

Vuestro cantante, Juancho, es hermano de Leiva. ¿Hay algo de “enchufe” ahí? ¿Qué consejos fraternos te ha dado antes de lanzaros al ruedo de la escena musical?
(Juancho) Ante todo tengo la suerte de que va a ser más difícil que me engañen. Yo vivo con mi hermano, que sabe cómo se hacen las cosas ahora mismo en el mundillo de la música, y siempre me echa un cable con lo que puede a la hora de hacer una canción. Él y yo estamos muy conectados.

Vuestras canciones destacan por el optimismo de su sonido, aunque profundizando en sus letras casi todas hablan de rupturas, de momentos negativos (“Muy bien”, “Adiós”, “El jugador”...). ¿Os gusta mucho hacer canciones alegres sobre el pesimismo?
Sí. Bueno, la verdad es que no nos lo habíamos planteado, pero es cierto. Intentamos restarle importancia a las cosas: “Me has dejado, o te he dejado... estoy jodido, pero da igual, me pongo a tocar y se me pasa. O me voy con otra chavala” (risas).