Procedentes de Liverpool pero influenciados musicalmente por el thrash old school de la Bay Area, SSS (Short Sharp Shock, nos presentan su segundo álbum The Dividing Line, que mantiene las premisas de su incandescente debut.
De esta forma, estamos ante un trabajo de temas cortos, incisivos y veloces donde confluyen las referencias procedentes de las dos tendencias que marcaron el metal de la década de los 80, es decir un cruce entre el thrash de Slayer, Anthrax, Exodus y demás bandas de la época dorada del estilo, junto a intérpretes más crossover como S.O.D., D.R.I., M.O.D. o Suicidal Tendencies.
The Dividing Line, destaca por su orgánico sonido, alejado de los excesivos tecnicismos y dotado de una marcada actitud punk. Sus canciones son directas como puños al rostro, concisas y corrosivas, la mayoría ronda los dos minutos de duración.
Otra de las características de la grabación es el buen trato que se le ha dado al bajo de Mark Magill, muy presente en diversos pasajes. Mientras, las guitarras de Peter Broomo, destilan chorros de excitación y la batería de David Ferguson exhibe una pegada de alto poder energético. El toque final lo aporta el registro vocal de Foxy, en una línea cercana al de Mike Muir.
Quizá, su propuesta no será del todo original pero sí lo suficientemente competitiva como para reactivar los trepidantes ritmos que dominaron la escena hace más de dos décadas. Sus rugosas texturas, su atlética dinámica y su planteamiento vigorosamente abrupto, dejará satisfechos a los seguidores de la nueva remesa de bandas empeñadas en rescatar las bases más genuinas del thrash.
Composiciones repletas de furia como The Bastard Stench, Waiting Game, Toxic Bee, Bored o Invertebrate, junto a otras no menos agresivas, pero dotadas de algo más de melodía como Thrash With A Small Moustache, Hammerhead o Flick The Swith, forman un material altamente inflamable para completar un trabajo que es pura electricidad.