Partiendo de la base de que se señala 1995 como el año en que se empezaron a realizar los primeros esbozos del disco más esperado en la historia del rock, Chinese Democracy ha tardado 13 años en convertirse en una realidad cuando todo apuntaba a que la nueva grabación de Guns n’Roses se iba a convertir en un eterna leyenda urbana.
El disco de los excesos
Si algún apelativo se puede aplicar a Chinese Democracy, es el de disco de los excesos. Su puesta en marcha y su definitivo lanzamiento ha sido un cúmulo de excesos. Excesivamente costoso, demasiado excedido de tiempo y excepcional participación para su creación.
Han sido necesarios 13 años de trabajo, se han invertido alrededor de 12 millones de dólares en su producción, se han necesitado 8 productores, entre ellos Roy Thomas Baker, responsable de A Night At The Opera, de Queen, y han intervenido 20 músicos, uno más, uno menos, que han cobrado sueldos desorbitados que en algunos casos han alcanzado los 100.000 dólares mensuales.
La lista es larga, empezando por Paul Tobias, amigo de Axl, que ya intervino estando aún Slash, y siguiendo con otros guitarristas: Robink Fink, Buckethead, Ron “Bumblefoot” Thal y Richard Fortus; el bajista, Tommy Stinson; los baterías, Frank Ferrer y Brian Mantia; el teclista, Dizzy Reed, y Chris Pitman, que ha picado de aquí y de allá, además de colaboraciones excepcionales que, al parecer, finalmente han quedado fuera, como las de Brian May y Zakk Wylde. Mejor suerte ha tenido Sebastian Bach, que participa en algún coro. Sin olvidar los diversos arreglistas que también ha metido mano en el asunto.