Desde las lejanas tierras australianas, en concreto de la ciudad de Adelaida, nos llega éste The Garden, el segundo álbum de una banda todavía bastante desconocida en Europa, hecho que bien podría cambiar gracias a este interesante trabajo.
Aunando de una forma realmente original elementos de géneros tan dispares como el rock y el metal progresivo, orquestaciones clásicas, música étnica, jazz e incluso toques electrónicos, los seis integrantes de Unitopia introducen al oyente en un verdadero viaje musical a través de un álbum semi-conceptual sobre la vida y las inquietudes vitales del ser humano estructurado en dos discos.
En el primero de ellos nos encontramos las dos primeras suites de la tres que se incluyen, es decir (y como es habitual en el género) unos temas extensos divididos en diferentes partes de modo conceptual y narrativo en donde se puede observar la increíble versatilidad de estos músicos. The Garden es la primera de ellas, la más extensa y que bien podría funcionar como un resumen de lo que la banda ofrece durante los más de 100 minutos que dura el doble redondo, en donde ya se atisba la creciente aunque equilibrada importancia de su teclista y compositor Sean Timms.
La segunda I Wish I Could Fly, es la mas corta ya que consta tan solo de dos segmentos y es una bonita pieza casi instrumental, mientras que la tercera suite Journey´s Friend, ya en el segundo cd, es una de las mejores composiciones del álbum, también compuesta por cinco partes al igual que la primera, y en donde podemos escuchar las únicas voces agresivas del notable vocalista Mark Trueack.
Mención a parte merece Angeliqua, un extenso, variado y bello tema en donde se disfruta de la maravillosa voz de la vocalista femenina Shireen Khemlani, además de contar con influencias árabes e incluso flamencas en su composición. Inside the Power, When I´m Down o Give and Take son temas mas directos y pegadizos, suaves pero que sin duda enganchan al oyente y que bien podrían funcionar como singles. En este conjunto también podría estar otro de los mejores y más potentes temas, This Life, con una instrumentación más sencilla pero que se complementa a la perfección con los que le preceden. Love Never Ends es una delicada y bonita balada en donde cobra más protagonismo la vocalista femenina, y 321, el tema que cierra el trabajo, es una composición editada como single en memoria de los mineros de Beaconsfield que se vieron involucrados en un trágico accidente hace algunos años (su título hace referencia a la cantidad de horas que estos pasaron incomunicados del exterior), la cual cierra potente y enigmáticamente la obra.
The Garden es una propuesta compleja que necesita de diversas escuchas para poder ser disfrutada en su totalidad, con una calidad y originalidad muy por encima de la media. Una obra arriesgada por su amplio abanico musical, lo que quizás le dificulte encontrar fácilmente a su público, pero que en el extensamente poblado universo progresivo debería gustar tanto a amantes de Genesis como de Dream Theater.