Los incombustibles Doctor Explosion llevan casi dos décadas en la brecha, ofreciendo en todas y cada una de sus entregas discográficas una inyección de vitalidad rockera (garage-punk dicen ellos) que muy pocos grupos son capaces de crear con la frescura que lo hace el combo de Jorge Muñoz-Cobo. Estos asturianos siguen manteniendo intacto el espíritu gamberro de sus primeros trabajos –el título de este álbum es tremendamente explícito– en su séptimo disco, entregado después de un silencio que se ha prolongado durante un lustro.
¡¡Chupa aquí!! supone un regreso a los sonidos que mejor domina la banda, alejándose del power pop del que habían dado muestras en sus últimos discos. Aquí encontramos garage, 60’s beat, rhythm & blues, guitarras afiladas... pero también suculentas melodías pop, que intentan asomar por entre el marasmo sónico del grupo, que ha grabado en analógico y mezclado en mono en los estudios Circo Perrotti de Gijón, con el propio Jorge Explosión a la producción.
Abren el disco tres pelotazos como All mine, I want you y Ain’t coming home, sudorosos y breves ejercicios de rock primitivo a buen seguro disfrutables por aquellos seguidores de The Hives o The White Stripes que jamás hayan oído hablar de la formación que aquí nos ocupa (pecado mortal como mínimo). En la misma onda destacan Honey Honey, She broke my heart o el incendiario himno Shake!, probablemente desde ya mismo uno de los puntos álgidos en sus actuaciones en directo.
Sin embargo, la banda también ofrece contrapuntos muy interesantes, en un estilo cercano al pop más tradicional, añadiendo toques folk. Así, nos entregan tres gemas del calibre de She don’t care about time (relectura de un tema de The Byrds), Sorry o Fishing, para cerrar los 30 minutos de duración de este nuevo trabajo echando mano de otra deliciosa versión, la delicada Summer sun de los olvidados The Beathoveens).
En definitiva, estamos ante un nuevo paso en la carrera del grupo, con un ojo puesto en la actualidad y otro mirando hacia esa gran obra que fue El loco mundo de los jóvenes, y regalándonos doce cortes llenos de vitalidad y de amor por unos estilos musicales y una época que –bien se demuestra aquí– pueden seguir teniendo plena vigencia si se ejecutan con cariño y energía. Resulta imposible no corear estas composiciones, o bien ponerse a bailar como un loco en el momento en que arranca el disco en nuestro reproductor.