Los cordobeses Flow vuelven a la carga, superados los quince años desde su formación, para ofrecernos la continuación a aquel interesante Lo normal (Eureka, 2006) con el que iniciaban una nueva etapa dentro de su carrera, tras su primera fase noise y sus tanteos posteriores con el pop de sintetizadores. En esta ocasión, la formación capitaneada por Fernando Vacas se ha marchado a México para dar forma a las nueve composiciones de este breve disco (apenas 33 minutos).
Cascadas 333, el primer corte, supone un arranque arrebatador a base de pop luminoso y trotón, cercano a The Lemonheads. Después llega Prefiero Los Ángeles, que insiste en esa vertiente más directa y menos experimental que en el disco anterior, y donde la voz de Fernando vuelve a recordar poderosamente, como otras veces en el pasado, al malogrado Sergio Algora (cantante de El Niño Gusano y La Costa Brava).
El contraste con Lo normal se mantiene a lo largo de todas las canciones posteriores de este Echo en México. Se nota que los cordobeses, tras demostrar hace tres años de lo que son capaces cuando eligen el camino musical más intrincado, han pretendido en esta ocasión explotar al máximo sus posibilidades melódicas, prescindiendo de vericuetos y ofreciendo su talante menos estridente y psicodélico, tal vez en busca de algún pequeño hit.
Amor a tientas es una bonita balada basada en un poema de Ángel González. Tu tiempo nos ofrece una ensoñadora pieza que nos recuerda a los norteamericanos Luna. Después la cosa se anima un poco con la revisión del Victoria de los Kinks traducida al español, salpicada por unas trompetas. Tras ella llega la preciosa y calmada Azul Pacífico, dedicada a Dennis Wilson (de los Beach Boys).
En el tramo final del álbum hallamos La flor del tamarindo, único corte donde se nota claramente el paso de la banda por tierras mexicanas. Visiones por su parte es una pieza de orfebrería pop tremendamente delicada, acompañada de una guitarra acústica. Finalmente, El grito es un pegadizo instrumental que nos recuerda que Flow es un grupo capaz de embelesarnos aunque no se sirva para ello de la voz o las letras de Fernando Vacas.
En conclusión, estamos ante un grupo que debido a imponderables de diverso tipo tal vez nunca llegue a militar dentro de la primera división del panorama de la música independiente en español, pero que disco a disco hace méritos más que de sobra para que elogiemos su valentía, su personalidad y su talento. Si algún día les perdemos seguro que les echaremos mucho de menos.