El autor de "Catch My Disease" ha abandonado la fina ironía para buscar el equilibrio interior entre los valores masculinos y los femeninos. En este ejercicio espiritual se encomienda a Venus en representación de todas las mujeres que luchan por mejorar su situación.
El australiano Ben Lee vive entregado a la música desde que era un adolescente. Empezó su carrera con tan sólo trece años en la banda Noise Addict, un cuarteto de punk-rock que consiguió llamar la atención de importantes figuras de la escena independiente norteamericana como Thurston Moore (Sonic Youth), Evan Dando (Lemonheads) y Mike D (Beastie Boys). Sin embargo, la formación se separó en 1995 tras editar su álbum de debut, Meet the Real You. Por aquel entonces, Lee ya había probado suerte en solitario con Grandpaw Would con la única ayuda de su guitarra acústica.
Rebirth of Venus es el séptimo disco del cantante australiano y, en él, sigue el camino que inició hace casi cinco años cuando decidió impregnar de optimismo sus canciones. En aquel momento, aunque Ben Lee ya contaba con el reconocimiento de la industria musical de su país, editó Awake is the New Sleep (2005), el trampolín que le llevó a ser conocido en todo el mundo. De esta forma, canciones como “Catch My Disease”, “We're All in This Together” o “Ripe” se convirtieron en bandas sonoras de películas, anuncios y series de televisión.
En este trabajo, Lee ha querido hacer un homenaje a las mujeres utilizando la figura de Venus, la diosa romana del amor y la belleza. Así, el arquetipo de la feminidad y sus cualidades -compasión, creatividad, espontaneidad, intuición, ternura, etc.- encuentran reflejo en las trece canciones que forman parte del álbum. Para conseguirlo, el compositor ha explotado al máximo la fórmula del pop más luminoso (“Sing” o “I Love Pop Music”), recargado con coros multitudinarios al estilo “We are the World” (en “What's so Bad (About Feeling Good?)” o “Surrender”), dejando al oyente al borde del empacho y la hiperglucemia.
Lee se separa de este canon en escasas ocasiones. Se muestra cercano al folk en “Blue Denim” (donde suena una slide) y “Rise Up”, una delicada composición sobre las dificultades que deben afrontar las relaciones humanas, y critica los roles de género impuestos por los juguetes en “Boy with a Barbie”, un ejercicio de disco-pop. El australiano centra su mirada en la situación de las mujeres en el mundo (“I'm a Woman Too”) y en sus ídolos (“Yoko Ono”), aunque también critica la política exterior de los Estados Unidos (“Wake Up to America”) antes de lanzar un cántico coral a la madre naturaleza (“Song for the Divine Mother of the Universe”).