Fue entre el 5 y el 8 de abril, momento indeterminable, en su casa de Seattle (Washington). Una dosis de heroína y un disparo en la cabeza.
Atrás quedaba todo el éxito al que puede aspirar un músico, y toda la soledad que ya le había llevado antes a un intento de suicidio. Entonces fue en un hotel de Roma a base de narcóticos, pero había terminado por recuperarse y encontrar algo de una ilusión que no le acompañaría mucho tiempo.
Considerado para muchos el padre del Grunge, reinventor verdadero de una nueva forma de rock, Kurt Cobain se encontró con los corazones de la Generación X que posteriormente el tiempo ha descubierto como mucho más definida de lo que su término calificaba -a la vista de públicos OT y nuevos fenómenos del mundo bakala-.
Desde su Nevermind en 1991, la dureza de su sonido y la garra de su voz introducía una justa medida del ruido en la música y le daba un vigor esencial para sacar rabia, la suficiente para convertirse en punto de referencia e influencia de cientos de grupos en los años posteriores.
Para saber más sobre Nirvana, recomendamos el Especial Nirvana que publicamos hace más de un año. Y por supuesto, un repaso a su discografía que siempre trae muchos recuerdos a quienes tuvieron la suerte de vivir aquellos años. La innominada generación perdió a uno de sus gurús, pero su mensaje se quedó grabado en sus CDs.