Al igual que en su anterior álbum, Katorz, el grupo canadiense Voivod vuelve a repetir la jugada de aprovechar el material compuesto por su guitarrista y miembro fundador Denis “Piggy” D’Amour, antes de su desaparición debido a un cáncer de colon.
Sabedor de su destino, Piggy se concentró en crear la mayor cantidad de bases de guitarra para que sus colegas pudieran confeccionar con garantías de éxito posteriores grabaciones.
Katorz no defraudó e Infini, obviamente, sigue en la misma línea. Lo triste es que, según han anunciado los propios miembros del grupo, esta es la definitiva obra de la banda ya que, agotado el trabajo del guitarrista, no hay razón de seguir sin una de sus piezas básicas. Eso es lo que de momento han anunciado, aunque nunca se sabe. De todas formas, durante lo que resta de año sus seguidores podrán verlos en directo por España.
Voivod, nunca ha sido un grupo rompedor a nivel mundial, pero su trayectoria ha quedado plasmada como una de las más ingeniosas dentro del metal. Albumes como Killing Technology o Nothingface, marcaron un estilo de fronteras indefinidas que se han mantenido hasta la actualidad.
Y en esta oportunidad no han cambiado sus señas de identidad. Se trata de un álbum en el que vuelven a demostrar lo peculiar de su propuesta y su compromiso con la aventura asumiendo el riesgo de adentrarse en terrenos intrincados alejados de cualquier atisbo de comercialidad.
Dentro de un entorno totalmente corrosivo, las composiciones nos sumergen en la singularidad, mostrando un contendido que en la actualidad se aleja de su thrash primigenio y rompedor para decantarse hacia perfiles del ámbito progresivo, siempre desde una perspectiva convenientemente metalizada.
A pesar de las circunstancias tan especiales que han tenido que afrontar para dar forma a las canciones, añadiendo cada componente del grupo su parte alrededor de las guitarras preestablecidas, el resultado final no defrauda porque mantiene la esencia del evolutivo sonido que ha caracterizado su trayectoria.
El inicio, con God Phones, no puede ser más representativo, riff recurrente con cambios de dinámica y un inesperado quiño a Motorhead a mitad de la interpretación, incluyendo una imitación de Lemmy a cargo de Denis “Skane” Belanger, quien realiza un trabajo excelente a lo largo del álbum aportando un sentimiento desgarrador. El tema final, Volcano, vuelve a recordarnos a Motorhead.
La presencia de Jason Newsted no pasa desapercibida, podemos notar su bajo en canciones como las hipnóticas Earthache e In Orbit, o la rítmica Global Warning. From The Cave, con unos acordes seductores también forma parte de los momentos más activos, al igual que Deathproof, posiblemente, el corte más accesible de todos, mientras que Pyramidome bien podría catalogarse de blues metal. Pero el disco también acoge situaciones oscuras como A Room With A V.U., Destroy After Reading o, Morpheus, con recorridos escabrosos de efecto inquietante y turbador.
Si este es el final de Voivod, su despedida está de acorde con su idiosincrasia de grupo genuino, totalmente independiente en cuanto a estilo y forma de entender el metal.