Josephine Ayling, Alisha Buttke y Aurora Aroca son Boat Beam. Este trío de mujeres de orígenes diversos ha construido un mundo propio cuya banda sonora se nutre de voces, guitarras acústicas, teclados e instrumentos clásicos de cuerda. Su primera obra se titula 'Puzzle Shapes', hablamos con Aurora, la chelista española del grupo.
En primer lugar, y es una pregunta casi obligada, ¿podríais explicarnos cómo surgió el grupo y cuál ha sido vuestra trayectoria hasta la aparición de vuestro disco de debut, Puzzle Shapes?
Josephine aterrizó en Madrid, hace más de un año, con parte del disco ya grabado y su guitarra acústica. Empezó tocando sola como Igloo -que era el nombre que originalmente había concebido-, pero poco tiempo después conoció a Alisha -compañera suya de trabajo por aquel entonces-, y al verla con el estuche de la viola le propuso tocar juntas de inmediato, porque siempre le ha estimulado muchísimo más el trabajo en grupo que la carrera en solitario. Igloo se enriquecía entonces con los coros, las percusiones, y con los pizzicatos y las cuerdas frotadas de la viola de Alisha. De esta guisa las conoció Aurora un domingo de verano por la tarde, en El Zaguán de Madrid, animada por un amigo común, si bien ella ya seguía la pista de este proyecto a través de MySpace, donde había escuchado el tema homónimo del grupo, y del cual se había quedado prendada. A partir de entonces comenzamos a ensayar las tres, y poco tiempo después Josephine decidiría cambiar el nombre por el actual: Boat Beam. A lo largo de aquel verano grabamos el resto de temas que quedaban para completar el disco, y Aurora se iba poniendo al día durante el lapso de tiempo que supuso la marcha de Alisha a EEUU. Cuando supimos con certeza que Alisha volvería un año más a España, pareció que el barco se ponía en marcha con renovada energía. Ya habíamos hecho nuestra primera inversión: un teclado adecuado a nuestra modesta economía (el más barato del mercado), para llevar a los directos con algo más de rigor el disco que por fin ya estaba mezclado y masterizado, y que esperaba la oportunidad de ver la luz. Los conciertos se iban sucediendo, y el boca a boca y el entusiasmo de quienes venían a escucharnos nos estimulaba y proporcionaba nuevas oportunidades de mostrar nuestra música. También ayudó MySpace, pues a través de esta plataforma es como contactamos con Origami Records, nuestro sello discográfico, y gracias al cual pudimos publicar nuestro disco y darnos a conocer a más gente por el trabajo de promoción que Miguel Goñi hace tan requetebién.
Cuando se habla de Boat Beam es habitual mencionar la procedencia de las tres: Australia, Estados Unidos y España. Este hecho, ¿tiene alguna influencia en vuestra música?
No directamente, pues hoy en día la cultura está tan globalizada que es difícil establecer las fronteras de lo que es estrictamente nacional. Pero sí que influye en nuestra manera de comunicarnos, y esto se refleja, inevitablemente, en la música. Hay matices muy personales en la forma de percibir y expresar las cosas, y es ahí donde el trabajo resulta más interesante.
La propuesta musical de la banda se basa en la combinación de guitarras, piano e instrumentos de cuerda. ¿Cómo conseguís conjugar estos diversos sonidos?
Bueno, la verdad es que no son instrumentos que tradicionalmente se hayan desarrollado –camerísticamente hablando- por separado, sino más bien todo lo contrario. Desde la época del barroco musical encontramos piezas donde se conjugan estos instrumentos (obviamente, en un estado más primitivo, y sin el aparataje electrónico de por medio), y es por eso que es tan fácil aunarlos. Otra cosa sería si introdujéramos un gamelán, o un cuenco tibetano…
A pesar de que siempre se destaca la presencia de estos instrumentos, ¿no pensáis que las voces y sus diferentes registros también tienen un papel importante en vuestra propuesta?
Por supuesto que sí. Las voces son un instrumento más, y cuentan con la ventaja de poder incrementar la dimensión significativa de la música cuando van acompañadas de letra.
Para aquellas personas que no entienden inglés... ¿qué queréis transmitir en vuestras letras?
Bueno, cada canción es diferente. Las hay más intimistas, que hablan de experiencias personales concretas, pero también las hay más genéricas, reivindicativas de un mundo más consciente y humano, otras son descarnadamente cínicas, otras esperanzadoras…