Tres lustros han transcurrido desde la misteriosa desaparición de Richey James Edwards, imagen e ideólogo de Manic Street Preachers en su primera época, ésa donde álbumes como Generation terrorists (1992) o God against the soul (1993) abrieron una interesante trayectoria musical que transitaba por terrenos del punk-rock. Dicha senda se vería interrumpida repentinamente tras la publicación de The holy Bible (1994), cuando Richey se esfumó (supuestamente se suicidó y su cuerpo nunca fue encontrado, no dándosele oficialmente por muerto hasta el 2008).
En 1996, ya convertidos forzosamente en trío, Everything must go marcaría el inicio de una nueva etapa en la banda, que se entregaría a una épica rock que paulatinamente iría derivando en más atractiva para las masas y los grandes estadios en trabajos como This is my truth, tell me yours (1998), Know your enemy (2001), Lifeblood (2004) o Send away the tigers (2007), todos ellos con singles a tener en cuenta, dando pie a algún que otro recopilatorio de estimable calidad.
Tras el altísimo nivel mostrado en su entrega discográfica de hace dos años, sorprende la jugada emprendida en Journal for plague lovers por los galeses, que se desmarcan totalmente de sus últimos trabajos, para echar mano de un cuaderno del malogrado Richey Edwards, convirtiendo una serie de anotaciones en catorce canciones (si contamos el tema oculto Bag lady) que nos trasladan a la época en que Manic Street Preachers estaban comenzando a abrirse paso en el negocio musical, pero a la vez saben conjugar dichas sensaciones pasadas con la experiencia y el saber hacer que surge naturalmente después de tantos años creando composiciones juntos.
Lo primero que destaca es su mayor crudeza, en comparación con sus trabajos inmediatamente anteriores. Ahí se nota la producción de Steve Albini y la grabación prácticamente en directo, que le otorgan una enorme frescura a este material, oxigenando a un grupo que sentía que necesitaba este tipo de revulsivo. Se nota en temas como Peeled apples, She bathed herself in a bath of bleach o Pretension/Repulsion.
El sonido de los Manics se ha adaptado, a modo de sentido homenaje, a su sonido de principios de los noventa, y las letras acaban por completar el efecto de retrotraernos a los primeros pasos de su carrera, cuando el atormentado Richie rabiaba a través de sus combativas letras, convirtiendo su propuesta en algo más que meras canciones. Aquí se aprecia especialmente en comentarios sobre los transgénicos que hallamos en Me and Stephen Hawking (“Atención: hoy es una vaca, mañana serás tú”), la provocación apelando a la religión y al sexo en el claro single Jackie Collins existential question time, o la imaginería bíblica de Doors closing slowly.
También hay momentos más pausados, con la aparición esporádica de cuerdas y pianos (en This joke sport severed o William’s last words), pero en general prevalece la sensación de que nos hemos sumergido de lleno en una serie de cortes directamente traídos desde el pasado, con esa rabia característica de esta formación en aquellos tiempos. Quienes esperen un nuevo single de pegada inmediata como Your love alone is not enough saldrán obviamente decepcionados, pero a cambio se nos ofrece un trabajo con muchas capas superpuestas (las letras resultarán bastante inescrutables a los no iniciados, nos tememos), y amargas aristas a las que es agradable enfrentarse.