El 2009 ha significado mucho para la música popular internacional. Ha sido el año de la reaparición de muchas de las estrellas que más han brillado en el sonido reconocido como popular. El retorno, tras casi un lustro desaparecidos, de Britney Spears, Bob Dylan, U2, la que hubiera sido la vuelta a los escenarios de Michael Jackson de no haber fallecido hace pocos días en Los Angeles y la venta del nuevo disco del excéntrico rapero Eminem.
Muchos fueron los rumores que envolvieron la esfera del artista tras tanto tiempo lejos de la opinión pública. Desde una presunta encarcelación, pasando por un deterioro físico compuesto básicamente por un exceso de peso hasta, cómo no, terminar con su vida de la noche a la mañana debido a un supuesto ajuste de cuentas entre raperos. Pero nada de eso resultó ser verdad.
Slim Shady ha pasado poco menos de cinco años en el anonimato porque él ha querido. Sin hacer declaraciones fuera de tono (que ya es relevante) ni giras musicales, el cantante saca su sexto disco de estudio titulado Relapse, donde vemos al Eminem más irónico de todas las épocas. Único e irremediable, nadie rima y empuña un micrófono como él en la esfera hiphopera de norteamérica. No sólo por sus estribillos repletos de sarcasmo, chulería y, en ciertas ocasiones, obscenos. Si no por su puesta en escena sobre los escenarios y una superproducción a los mandos de la ejecución en estudio como la que ha llevado acabo su padre adoptivo en esto del arte, Dr. Dre, con quien ha vuelto a trabajar.
Ahora nos brinda un repertorio de 20 canciones que manjea a su antojo y que escupe versos con ciertos aires de resentimiento tras muchos años callados. Hay guerra para todos, y eso se refleja, como siempre hace, en sus vídeos. El primer single, We made You, una conjugación perfecta de rap pegadizo, estribillo tarareable y de fácil aprendizaje, hace posible que llegue al número 1 directo en las listas de ventas de todo el mundo. El videoclip, como no podía ser menos, no deja indiferente a ningún famoso de actualidad.
El resto del disco es una autobiografía en forma de bases. No destruye los cánones impuestos en The Eminem Show, ni la idiosincrasia de Encore, muy lejos de sus dos grandes obras maestras, Slim Shady y The Marshall Mathers, pura apología raperiana. Aún más distanciados están las letras que maneja en Relapsed de las que escribió en sus mejores hodas. Ni que decir tiene las bases antolóicas de Infinity, que quedarán para la historia, y más si entre la marabunta de la veintena de temas, algunas tienen una sensible percepción de contagiarse a ritmo de Reggeton.
Aún así, el LP del productor, actor, cantante, rapero y escritor de 36 años, no deja de ser decente, escuchable y, eso sí, es de largo, el trabajo más bailable de los seis creados hasta la fecha por el polémico artista.