¿Saben de aquel grupo que limita su abundante progeso musical por no ser más regulares, por no creérselo del todo y porque no terminan de de acoplar su talento a los estudios? Sí, se trata de Kasabian, que con su tercer disco, West Ryder Pauper Lunatic Asylum, no finalizan de la mejor manera un fenomenal comienzo.
Un sonido brillante y una depurada técnica ambiciosa en las letras de todas sus canciones, dan forma a su último trabajo, que por falta de empuje no entra en la categoría de genialidad. El total de las doce canciones que componen el CD permite que se aprecie el gran esfuerzo por adecuar cada ritmo con unos tímidos retoques electrónicos.
Los tintes eléctricos conjugan una mezcla de bases de batería que se compenetran con el bajo de este cuarteto. Se echa en falta, sin lugar a dudas, más atrevimiento, soltura y dinamismo en las cuerdas vocales de su líder, Tom Meighan. El guitarrista, Sergio Pizzorno, adorna perfectamente de fondo con sus coros.
Sin lugar a dudas, nadie puede negar que no hay mejor entrada posible que escuchar de primeras Underdog, que, además, es la banda sonora del último anuncio de la marca deportiva que viste a la estrella brasileña y nuevo fichaje del Real Madrid, Kaka. Le sigue el primer single, Where did all the love go?, que suena rápido, fresco, puro y, por momentos, se puede hasta navegar por la esfera tridimensional de cualquier videojuego de aventuras.
Swarfiga continúa con el momento pletórico del LP, con unos guiños, aunque más rápidos de lo normal, al jazz de New Orleans, con la tez instrumental made in Kasabian. Fast Fuse supone un recorrido por la influencia Steppenwolf y cortes de la época. Hasta llegar al track once, Fire, la obra se convierte en monotonía discreta, sin luces de cambio y algo lineal. El penúltimo tema es, sin lugar duda, la mejor pista, con cambios de ritmo espectaculares.
El disco, en definitiva, es una especie de reflejo de su aún corta carrera discográfica, pues conjugan milimétricamente temazos con canciones que no están a la altura. Quizá ese sea el problema principal de la banda para, por fin, entrar dentro del elenco de la británica musical.