Vuelven Hackneyed dispuestos a continuar las cosas donde las dejaron, porque pocas diferencias ofrece este Burn After Reaping respecto al anterior trabajo, excepto una producción más limpia y oscura que les hace acrecentar la crudeza del sonido. Y es que se nota la publicación de dos discos en poco más de un año y los pocos bolos que habrán podido hacer entre ambos.
Pero lo que falta en originalidad a Burn After Reaping le sobra de rabia y fuerza, con un sonido death metal de la vieja escuela muy de los 90, en la línea de bandas como Suffocation, Hypocrisy, Vader o Nile, que suena como una apisonadora y unos cortes más variados que rezuman death por los cuatro costados.
Lo que Hackneyed sabe hacer lo hace de maravilla. Ahí esta el single Deatholution que taladra la cabeza para quedarse, o trallazos como Weed Flavoured Meat con unas baterías como ametralladoras que harán las delicias de cualquier amante del grindcore. También tiene temas como Kingdom Of Thoughts que recuerdan a un sonido más cercano al death metal europeo de corte más melódico, o una March Of The Worms lenta y oscura. Y si bien a veces da la impresión de que a la batería le falta algo, y puede levantar dudas que un chaval de 19 años cante de esa forma, enseguida acuden a nosotros el sonido de las guitarras para confirmarnos que aunque hay tiene ciertas carencias, en conjunto suena realmente bien.
Que un grupo de estas características tenga este tipo de cobertura debemos buscarlo en otro aspecto. Con una edad media de 18 años entre sus componentes, debemos reconocer que esto se ha convertido más en una ventaja que en un inconveniente. Porque habrían pasado mucho más desapercibido si hubiesen tenido, por ejemplo, 10 años más. En cambio, no sabemos que tipo de vivencias personales pueden acumular para escribir una música tan sumamente desoladora. Podríamos añadir en ese aspecto que su edad puede valer para tocar en una banda como Tokyo Hotel, pero no para una de death metal.
Aún así, todo esto juega a su favor, y los defectos del álbum quedan atenuados debido precisamente a su juventud. Con su madera, les queda trabajar duro y sobre todo, rodarse mucho más en conciertos para evitar convertirse en otro grupo de jóvenes que gritan y caen en el olvido después de uno o dos discos. Por más que escuchándoles dé la impresión de que habrá death metal para los próximos 20 años.