Estamos ante un trabajo elegante e inmaculado, sin mucho riesgo pero más variado que sus anteriores discos, ganando con cada una de las escuchas, encontrando nuevos matices que inicialmente pasan inadvertidos.
Así, canciones como Border Reiver, que abre el disco, o la canción que da título al álbum dejan ver su pasión por la música folk y tradicional de su país natal. Pero también hay espacio para las más roqueras como la electrizante Cleaning my Gun, Before gas and tv e incluso You can´t beat the house, fantástico blues grabado en una primera toma y que sin duda está pensado para la puesta en directo, donde el músico siempre alarga los finales para deleite de los asistentes que esperan oirle tocar la guitarra como en sus mejores años.
Mark knopfler es un excelente creador de ambientes, y eso se deja notar en piezas como Monteleone, Remembrance Day (con coro de niños al estilo Pink Floyd incluido), Piper to The End o So Far From The Clyde, llamada a convertirse en un clásico en su ya extenso repertorio, y que bien podrían haber estado incluidas en algunas de las bandas sonoras que ha compuesto, como pueda ser Local Hero.