Probablemente pienses que Stryper es lo más cercano que el heavy metal puede estar de Dios. Sin embargo, hay bandas que hacen que el grupo de Michael Sweet sea para la religión lo que Bon Jovi al metal extremo. Entre ellas, la que traemos hoy a Al Lío.
Cesare Bonizzi es un fraile italiano de la orden de los Hermanos Capuchinos. Vistió los hábitos a los 30 años, se ordenó sacerdote y ha sido misionero en Costa de Marfil. Y como buen capuchino, tiene una venerable barba blanca. Hasta aquí nada que le haga destacar entre sus compañeros del convento milanés de Musocco. Salvo su pasión por la música.
Fray Bonizzi ha grabado y editado un total de diez discos que recorren desde el new age hasta el rock más tradicional. Sin embargo, el piadoso monje tuvo una revelación musical después de ver a Metallica en directo. Igual que Saulo de Tarso cambió su nombre a Pablo tras convertirse al cristianismo, Cesare Bonizzi adquirió una nueva identidad musical: desde entonces es conocido como Fratello Metallo (o el "Hermano Metal", si lo traducimos al castellano).
Desde el 2005 ha sido un invitado recurrente del festival de heavy metal más importante de Italia, el Gods of Metal. Pese a subir al escenario como presentador para arengar a las masas al grito de "Viva metal" en varias ocasiones, en la pasada edición de 2009 en que pudo formar parte del cartel "oficial" del festival. Su banda, llamada Fratello Metallo fue la encargada de abrir esa edición del concierto, en la que presentaban su album debut Misteri. Y no, el resto de componentes del grupo no son frailes. Ni siquiera son cristianos practicantes.Pero sin duda, Fray Bonizzi compensa con su devoción la carencia de fe de sus compañeros de grupo.
Tanto que hasta conmovió el corazón del veterano Phil Anselmo, ex cantante de Pantera. Su actual grupo, Down, tocó en la pasada edición del Gods of Metal y Anselmo interrumpió el concierto al ver a Fratello Metallo agitando su cabeza en las primeras filas. "Hasta que no suba ese señor a darme un abrazo, yo no sigo tocando". Y los dos vocalistas se fundieron en un fraternal abrazo. Metal y religión jamás estuvieron tan unidos.