En una de las multiples vueltas a primera línea que Aerosmith ha protagonizado en su larga vida, la publicación de Get a Grip acabó alzándose con el título de la más aplastante en su historia reciente, gracias a un álbum en parte sobrevalorado gracias a la calidad y comercialidad de sus singles, con el que la banda americana volvía a retomar una unión que se ha quebrado demasiadas veces como para prestar atención a nuevos desencuentros.
Pero "tanto va el cántaro a la fuente...", y si hasta los hermanos Gallagher optaron por abandonar su tradición de disputas y romper a Oasis... ¿definitivamente?. Quizá toda afirmación en esa línea, sobre cualquier grupo, deba ser puesta en duda. Puede que se trate de algo imposible de asegurar en el mundo de la música, más cuando la cartera antes o después, en las largas y acomodadas vidas de los rockeros que deciden sobrevivir y no entregarse a una muerte épica, aconseja olvidar viejas rencillas.
El caso es que tras aquel Get a Grip Aerosmith pergeñaron un Nine Lives netamente superior, pero sobre todo más equilibrado, en que apenas uno o dos singles se hicieron con un hueco en las ondas antes de que I don't wanna miss a thing les llevara de vuelta a lo más alto en la banda sonora de Armageddon.
Sin embargo las cosas podían torcerse, y lo hicieron mucho. Just push play era un auténtico muestrario de las vergüenzas de un grupo perdido, ajeno a su historia y a su tradición, buscando de la forma más torpe y denigrante un lugar que no les correspondía. Su apuesta electrónica no pudo caer peor entre sus seguidores, el engaño de Jaded como single propio de Aerosmith no impidió que muchos abandonaran la devoción hacia uno de los grupos con más historia, mitos musicales y álbums para el recuerdo.
La tradicional creatividad que siempre les había acompañado, parecía acabar allí su camino. No es de extrañar por tanto, que Perry asumiera que todo había acabado, confesando que tras casi 8 años (tras Just Push Play tuvieron un memorable Honkin' on Bobo, pero se trataba de un álbum de versiones blues) sin componer, la historia estaba acabada. Y la reciente caída de Tyler en un concierto que tuvo que acabar en el hospital, era el síntoma trágico de un final inaplazable. Si hasta el propio Tyler parecía confirmarlo para indignación de su guitarra, que no recibía las noticias de primera mano sino que se limitaba a ver cómo nunca atendía a sus llamadas...
Pues bien, Steven ha dicho esta boca es mía, y se lo ha dicho sólo a la ciudad de Nueva York. "Nueva York, quiero que sepáis que no dejo Aerosmith". Pero el resto se dan por enterados. Incluso Perry, que ofreció el escenario adecuado puesto que la epifanía se produjo durante uno de sus conciertos. ¿Significa esto que Aerosmith volverá a componer, que volverá a hacer un disco de rock y que lo harán a pleno rendimiento? Cuando el ave Fénix ha resurgido tantas veces de sus cenizas es difícil negar que pueda hacerlo, pero también es difícil pronosticar si, con tantos años de por medio, puede seguir haciéndolo. El tiempo, Tyler y Perry, dirán.