A los pocos meses de la erupción del punk, el Reino Unido ve la consolidación de una flamante alternativa al rock decrépito. La new wave se presenta como un ofrecimiento lúdico que conecta con los sonidos de mediados de los años sesenta y en el que priman las canciones y la jovialidad. La gran pluralidad de ofertas gracias a la proliferación de los sellos independientes convirtió el final de los años setenta en una verdadera edad de oro del pop en todas sus facetas.
No era un simple estilo diferente o una variante de un género como pudiera ser el rock de la época; esto llevaba consigo un movimiento cultural, ideológico y, por qué no, espiritual. Unas nuevas maneras de interpretar y hacer llegar al público sus formas y pensamientos. Nacen entonces las convocatorias de macroconciertos en modo de festivales como el famoso Woodstock de 1969 (Jimmi Hendrix, Bob Dylan, The Who, Joe Cocker, Joan Baez, etc...), o el festival de Isla of Wight que congregó a más de 600.000 hippies.
Pero, hoy día, para mucha gente en la música ya está todo inventado. Las únicas innovaciones aparecidas en las últimas dos décadas han sido electrónicas, con el juego del sintetizador, ordenadores -capaces de hacer sonidos imposibles- y los platos de los DJ´s. Parece que solamente quedaran los conciertos como el arma más fructífera y salvadora para los profesionales de este arte, a parte de los medios de comunicación, que son cada vez mayores precursores de influencias en el público.
Las influencias de los nuevos grupos
Últimamente están apareciendo en los medios de comunicación más grupos con unos estilos muy personalizados a la época en la que se vive, pero con grandes influencias de los antepasados. Ahora, la moda es vestirse de moddero y emular en la estética a grupos como The Who, The Jam, The Police, The Small Faces, etc, con sus trajes de chaqueta y corbata -eso sí, fina e informal- característicos y con un sonido más duro, barriobajero y underground.
Algunos de los grupos que se han apuntado a la moda son The Hives, que se llevan las mejores críticas del nuevo elenco al que pertenecen, el garage punk-rock. Muy de cerca les siguen los siempre psicodélicos White Stripes, que al escucharlos parece imposible que solamente dos personas puedan llegar a hacer tanto ruido como el que desprenden su batería y guitarra. Las nuevas generaciones de las islas británicas como Franz Ferdinand, The Vines, The Black Keys, y el rock más indie de bandas como Coldplay, Interpol y Radiohead son capaces de captar la atención a cualquier aficionado de la música. Y todas estas bandas, a su vez, influenciadas por una de las épocas más emblemáticas en la historia musical de Inglaterra, el nacimiento del britpop a mediados de los años 80, cuando los Stone Roses saltaron a escena con el disco The Stone Roses que fusionaba el funk y el dance con dream pop. A estos grupos les siguieron otra nueva ola como Oasis y Blur -que estuvieron enfrentadas varios años por el liderazgo en ventas- , Pulp, Happy Mondays, The Smiths, Primal Scream, Suede…
Aunque no haya tantos festivales, conciertos, movimientos e innovaciones como en los años sesenta y setenta, lo que sí está claro es que la escuela de rock va a seguir educando a los alumnos más o menos aventajados y siempre existirá algún tipo de influencias del pasado, llámese Elvis Presley, Beatles, Joy Division, Oasis o The Hives, porque el rock ha sido, pero también es y será.
La nueva ola en España y EEUU
En Estados Unidos, el concepto new wave tuvo una excelente acogida entre sectores de músicos anglófilos, que apostaron por repescar la frescura estética del pop de los sesenta. En España, la nueva ola fue el núcleo que generó lo que luego se conocería como movida , y revolucionó el panorama musical español en los primeros años ochenta. La animaron aprendices de músicos con ansias de expresarse y romper con el añejo rock que dominaba en España. En la retina están grupos como Radio Futura, Burning, La Mode o Kaka Deluxe.