La emergencia de la banda norteamericana Vampire Weekend es otro fruto de la modernidad. Su música, un combinado de pop de cámara y ritmos populares africanos bautizado como Upper West Side Soweto, fue descubierta por la blogosfera en 2006. Esos comentarios llegaron a oídos de la crítica especializada, siempre ansiosa por desenterrar los tesoros de la llamada escena independiente, que encumbró al cuarteto y lo alineó junto a Talking Heads, Peter Gabriel y Paul Simon. Y todo antes de la aparición de su primer disco, de título homónimo, que se editaba en enero de 2008 con el terreno perfectamente abonado para el éxito.
Aquel Vampire Weekend, con melodías tan pegadizas como “Mansard Roof”, “Oxford Comma” o “A-Punk”, sirvió para romper los márgenes del llamado underground. El álbum llegó al número 15 en las listas británicas, quedó dos escalones por debajo en Estados Unidos y fue incluido en todos los rankings elaborados por las revistas musicales a la hora de seleccionar los mejores trabajos del año y de la década pasada. Ahora, con este nuevo álbum, Ezra Koenig (voz y guitarra), Rostam Batmanglij (teclados), Christopher Tomson (batería) y Chris Baio (bajo) demuestran que no son un producto salido de una agencia de marketing.
Como sucede con el disco de debut, Contra tiene un inicio arrebatador. Canciones como “Horchata”, que el Consejo Regulador de la Denominación de Origen “Chufa de Valencia” ha aprovechado de forma gratuita para promocionar un producto tan mediterráneo, “White Sky”, con una brillante y colorista melodía, y “Holiday”, con un teclado sincopado a ritmo de ska, retoman esa fusión, enérgica y vital, de músicas contemporáneas y ancestrales. También destaca un registro vocal más maduro, tamizado por la electrónica en “California English”, y cargado de sensibilidad cuando es necesario (en la balada “Taxi Cab” o la espacial “I Think Ur a Contra”).
No faltan esos hits instantáneos y urgentes marca de la casa. Ahí están “Run” y “Cousins”, el single que ha ayudado a catapultar el álbum a las primeras posiciones en las listas anglosajonas. Aunque también se atreven a esbozar nuevos caminos, cercanos a la psicodelia (“Giving up the gun”) y al dub (“Diplomat's Son”). Esperemos que cuando el grupo dé el siguiente paso y firme por una multinacional, algo que sucederá tarde o temprano, estos músicos sean capaces de mantener la frescura que les caracteriza.