Este nuevo álbum nos vuelve a mostrar a un grupo que suena directo y natural, dando primacía a la melodía pero esmerándose en los arreglos, que embellecen el resultado final sin resultar demasiado obvios. En sus 48 minutos es imposible hallar un solo momento flojo, alternando unos pocos pasajes pausados como Una nueva oportunidad, No deberías o Younger con otros donde el grupo da lo mejor de sí mismo: ese himno automático que es la inicial Voy a hacerte recordar (con coros cristalinos a lo Teenage Fanclub), el single perfecto llamado Febrero, seguido de Muertos vivientes o Cajas tristes, brillantes canciones de pop que nos hacen retroceder una década, cuando descubrimos temazos como Mi habitación o Crónico. Tampoco podemos dejar de mencionar Algo nos pasa, que nos recuerda al tono lánguido de Posidonia.