Sa Dingding, nacida en la región de Mongolia Interior, llevó una vida nómada en aquella estepa hasta los seis años. Después se interesó por el budismo y aprendió tibetano y sánscrito. Marchó a Pekín, donde estudió filosofía y solfeo en el Conservatorio Central de Música. En 2000, a los 18 años, grababa bajo pseudónimo Dong Ba La, siendo proclamada ese año mejor cantante china de música de baile.
Sin embargo, hasta 2007 no llegaría Alive, su primer disco con su nombre, grabación que le haría merecedora al año siguiente de diversos premios y le permitiría tocar en el Royal Albert Hall de Londres. Además, su creciente fama la reuniría con Eric Mouquet (Deep Forest) en la canción Won’t be long, destinada a recaudar fondos para las víctimas del terremoto de Sichuan de 2008.
Harmony es la nueva entrega de esta artista, 58 minutos donde hace gala de su buen hacer en el terreno de la música electrónica con toques folk propios de su país de origen. Bajo la batuta del famoso productor inglés Marius de Vries –quien ya apadrinara el sorprendente Debut de Bjork– asistimos a una sucesión de largos temas (casi todos rondan o superan los 5 minutos de duración) donde Sa Dingding se luce sin reparos, aunque destacando sólo lo justo por encima de la instrumentación o el ritmo, tan importantes en el tipo de música que practica.
En los diez cortes aquí incluidos –más un interesante remix del primero, cortesía de Paul Oakenfold– hay espacio para mantras musicales (la inicial Ha ha li li), composiciones ensoñadoras con aires árabes (Girl in a green dress), tecnofolk pausado y contemplativo (Hua), complejas orquestaciones (Pomegranate woman) o ritmos bailables que no desentonarían en la banda sonora de Slumdog millionarie (Xi carnival). Todo ello bajo una capa de producción muy elaborada, y que rápidamente disipa cualquier tipo de prejuicio que pudiéramos tener hacia este tipo de sonoridades.
Como curiosidad, decir que la mayoría de canciones –pese a lo que parezcan indicar sus títulos– vienen cantadas en mandarín, salvo alguna en sánscrito o inglés (Lucky day, precisamente la más floja del conjunto), además de un par de cortes cantados en un idioma inventado por la propia Sa Dingding (al estilo de lo que hacía Elizabeth Fraser en los mejores tiempos de los geniales Cocteau Twins). Eso sí, las letras vienen traducidas al idioma de Shakespeare, por lo que es más accesible la temática espiritual-filosófica que sobrevuela todo el álbum.