El alma de Mäbu es María Blanco (compositora, voz, guitarra acústica y percusión), bien acompañada por Txarlie Solano (productor, bajo, guitarra acústica, piano y percusión) y por algunos músicos más que complementan el sonido de estos debutantes. La banda abre el fuego con este EP, adelanto de un álbum que no debería tardar demasiado en llegar, a juzgar por la calidad de la que hacen gala en los cinco temas aquí incluidos.
Tres temas propios y dos relecturas completan los veinte minutos con los que Mäbu buscan abrirse un hueco en el siempre complicado panorama musical actual. El single Hallo inaugura el disco y nos recuerda a las canciones de Marlango, con ese aire tabernario y vodevilesco. Es una breve composición con algún trozo recitado en alemán, y a la postre el corte más pegadizo y radiable.
Bajo este manzano explora un registro distinto, más pausado, y desde su letra la protagonista adopta una actitud dura para lanzar reproches contra su pareja, dando forma a un canto al desamor y al desencanto. Algo parecido sucede en la posterior Nunca, aunque aquí el ritmo ofrezca matices más juguetones.
En lo que a versiones se refiere, primero llega la reinterpretación de seis minutos de Promesas que no valen nada (Piratas), reducida de revoluciones y que, pese a no resultar superior al original –difícil labor, por otro lado–, sí que acaba siendo una interesante relectura de todo un clásico del pop español. Después, para cerrar este breve disco, llega Love song (The White Buffalo), que nos muestra a María cantando en inglés dentro de un registro intimista y acústico, cercano a los mejores 10.000 Maniacs.
Estamos, en definitiva, ante un avance que promete muchas cosas buenas por parte de un grupo que destaca por la personalidad de la voz de su cantante –ahora naif, ahora pícara, siempre fresca– y que no tiene miedo de tocar distintos palos. Si su debut en largo logra combinar todas las virtudes de las que hacen gala aquí, desde luego contaremos con una formación más a tener en cuenta dentro del pop patrio.