El regreso de Rob Halford con Judas Priest fue el motivo de que el Pabellón Olímpico de Badalona recuperara una imagen clásica de la época dorada del heavy metal en España, la de un recinto colapsado por unos 10.000 eufóricos seguidores de una de las bandas pioneras del estilo.
El evento, considerado el acontecimiento del 2004 en lo que a heavy metal se refiere, no sólo reunió al carismático vocalista con sus colegas. También significó la reunión de dos generaciones. La que vivió el nacimiento de la banda de Birmingham y su posterior ascenso hasta el liderato del heavy metal mundial, y la que conoció al grupo ya como un valor establecido pero que también sufrió con la crisis que llevó al grupo a separarse de su vocalista.
La puesta en escena no fue demasiado teatral, pero sí contó con los ingredientes necesarios para mantener entretenido al público.
Con un ojo electrificado formando parte del escenario, el inicio no podía ser otro. Sonaron los primeros acordes y rápidamente se reconoció la intro The Hellion, interpretada por K.K. Downing, Glenn Tipton, Ian Hill y Scot Travis, cada uno en su lugar. Pero faltaba el más esperado, Rob Halford. De repente, la pupila del enorme ojo desapareció para aparecer el vocalista cantando, Electric Eye. Si alguien tenía dudas sobre quién estaba en el escenario, el siguiente tema, Metal Gods se encargó de aclararlo. Efectivamente, eran los dioses del metal. La reunión se había consumado, Rob Halford, tras un largo periodo de ausencia estaba de nuevo junto a sus colegas.
Heading Out To The Highway fue el siguiente tema, tras el cual, Halford desapareció del escenario para volver con apariencia del vampiro Nosferatu e interpretar The Ripper y A Touch Of Evil.
De vuelta con su vestuario metálico, el concierto continuó con temas tan inevitables como esperados, The Sentinel, Breaking The Law, The Green Manalishi y Painkiller. Pero Judas también se atrevieron con canciones de difícil resolución en directo como Victim Of Changes; baladas como Diamond And Rust; inesperados como Desert Plains y polémicos en su momento por su comercialidad como Turbo Lover.
Para rememorar tiempos gloriosos, no faltó sobre el escenario la motocicleta conducida por Rob mientras sonaban Hell Bent For Leather y Living After Midnight.
Era obvio que sonara United, tras el cual, desaparecieron del escenario para volver y despedirse con You’ve Got Another Thing Comin’.
Rob Halford paseó por todo el escenario su aplomo como frontmen. Sin excesos en sus evoluciones y con una voz cuyos agudos pocas gargantas pueden igualar.
Por su parte, K.K. Downing y Glenn Typton consolidaron su maestría a las guitarras exponiendo un sonido que comenzaron a crear hace ya 30 años.
En una actuación tan significativa no podía faltar un telonero que estuviera a la altura de las circunstancias. Nadie mejor que Barón Rojo, un grupo de relevancia nacional e internacional histórico en el heavy español. Apostaron por lo seguro y despacharon su actuación con ese puñado de clásicos que les sobran para llenar de calidad cualquiera de sus actuaciones.