El viernes 9 de julio, coincidiendo con la fecha de su 40º cumpleaños, Courtney Love ingresaba en un hospital de Nueva York. Minutos antes, los departamentos de bomberos y policía de la ciudad norteamericana recibían un aviso desde el domicilio de la cantante sobre un aborto espontáneo.
Según un comunicado hecho público por Michael Rosenstein, abogado de Love, “no fue un intento de suicidio, no estuvo relacionado con drogas, no fue una sobredosis; se trata de una condición médica ginecológica por la que está sometida a tratamiento".
El mismo día por la mañana, el juez del Tribunal Superior de Los Ángeles, Dennis Mulcahy, había emitido una orden de arresto contra la cantante por no acudir al tribunal para responder a unas acusaciones de agresión. El hecho denunciado acaeció el pasado 25 de abril en la casa de su ex novio y apoderado, Jim Barber, cuando la viuda de Kurt Cobain agredió a una mujer tras amenazarla con una botella y una linterna. En ese momento, Love fue puesta en libertad después de pagar una fianza de 55.000 dólares (unos 44.000 euros), y debía presentarse ante el juez bajo la acusación de agresión armada.
Además, sobre la polémica cantante pesa un segundo cargo por posesión de droga, tras haber sido arrestada el pasado 2 de octubre en una fiesta durante la cual rompió varias ventanas del domicilio de Barber. En este caso se declaró culpable para evitar una pena de cárcel firme y se comprometió a someterse a una cura de desintoxicación.
El mismo 2 de octubre, apenas unas horas después de su arresto, Love fue ingresada de urgencias en un hospital de Los Ángeles tras sufrir una sobredosis de OxyContin, un analgésico para enfermos de cáncer cuyos efectos son similares a los de la heroína.