Antonio Gades, de 67 años, falleció ayer víctima del cáncer que le acechaba desde hacía ya tres años y, aunque por deseo del propio bailaor no se celebrará ningún acto fúnebre, el mundo de la cultura está de luto por esta pérdida. Acompañado de su esposa, Eugenia Eiriz, y varias de sus hijas, Antonio Esteve —más conocido como Antonio Gades— perdió la vida ayer a las 16.45 en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, lugar en el que estaba ingresado desde hacía ya algunas semanas.
Desde allí, sus restos mortales se dirigieron hacia el Tanatorio de la M-30, que no ha instalado ninguna capilla ardiente ni ha organizado ningún acto. El coreógrafo, nacido en Elda (Alicante), será incinerado hoy en la más estricta intimidad, por su expreso deseo.
La familia de Gades ha comunicado que el artista pidió a su esposa y a sus hijas que transmitieran “su más sincero agradecimiento a todos aquellos que han admirado y apoyado su obra y, de manera especial, a los que le han acompañado en la última etapa de su vida”. La familia, que se suma a “este sentimiento de gratitud”, ha rogado que se respete “el recogimiento” solicitado por el bailaor para este momento y ha agradecido al personal del hospital su atención y profesionalidad.
Ahora, su legado artístico quedará en manos de una fundación que llevará su nombre y se dedicará a “apoyar y difundir la danza española en general y el flamenco en particular”.
Antonio Gades comenzó en la década de los cincuenta su carrera artística, que le ha llevado por los auditorios más importantes del mundo, tanto con su propia compañía como dirigiendo el Ballet Nacional de España —creado por él mismo en 1978—. Este marinero de vocación en los últimos años de su vida, tenía fuertes convicciones comunistas, algo que le llevó a estrechar vínculos con Cuba, donde residía durante temporadas.