El líder de la banda angelina está de enhorabuena, pues ha publicado su tercer álbum de estudio. Este es el disco que, para los entendidos en la materia, acredita o desacredita a una formación en cuanto a galones se refiere. Ocurrió con Coldplay, Muse, The Killers, Kings of Leon y, ahora, con Maroon 5.
Los norteamericanos han demostrado con su último trabajo, Hands All Over, que están por encima de todos esos clichés que se les adoptan. Lejos de demagogias baratas y falsos prejuicios sobre este bloque estadounidense, existe algo más en su búsqueda que sólo ser la típica banda formada por guaperas, con aspiración a protagonizar una película en Hollywood o ser carne del monopolio MTV.
Si canciones como If I Never See Your Face Again y Makes Me Wonder marcaron la tendencia a seguir del quinteto de California, este disco es buena cosecha de todo eso, aunque marcado, también, por sonidos lentos a modo de baladas frías, pero con sentimiento y mucha dulzura, como la que desprende con Lady Antebellum, compositora emergente del nuevo country-folk-pop, en Out Of Goodbyes.
Misery es el single y la canción con más fuerza del disco. Sin lugar a dudas, es el ritmo que más le gusta a Levine y los suyos, con ritmos funkies, directos y mucha carga sensual. Es una invitación a las caderas y su movimiento, así como el juego de piernas.
Give a Little More, Shutter o Hands All Over descargan el mismo sentimiento y las mismas emociones que Misery, pero a menor escala. Estar a la altura de un LP anterior como el I Wont Be Soon Before Long es difícil, pero no más lejos de la realidad, es parejo.
Y mucho más si se cuenta con temas como Get Back in my Life, una buena manera de despertarse si se utilizara como alarma. Un total de 14 canciones muy bien representadas con muchísimo estilo, como es habitual en la banda y cada obra que firman estos trepadores de almas. Además, el CD incluye otras cinco canciones en acústico que dotan de mayor credibilidad a los americanos, que cada día sorprenden más con sus maneras. Buenas maneras.