Resulta difícil abrirse hueco en el mundo de la música convencional, promovido por las radios mayoritarias y de radiofórmula, pero muchas artistas lo han conseguido. Más complicado aún es, sin lugar a dudas, que la gente sepa de tu existencia en un mundo que gobierna bajo la dictadura de Lady Gaga. De las pocas personas que oponen resistencia a tal evidencia divina entre las nuevas musas, Rihanna.
La cantante, natural de Barbados, ha publicado nuevo disco, Loud, y con ella, una auténtica declaración de intenciones ante una clara apuesta por cambiar radicalmente su género. Ya no sólo crea música de pistas de grandes discotecas, ahora apuesta por innovar en varios estilos y lo hace con la elegancia y voz que le caracteriza.
Arriesgar es más fácil cuando de fondo tienes unas potentes cuerdas vocales, pero se complica cuando delante tienes a Lady Gaga, que acapara toda la atención y premios, aún cuando se tire todo un año en blanco, sin sacar nuevo material a la luz. Pero eso, a Rihanna, no le importa demasiado. Va a lo suyo y al ritmo que ella mismo impone.
El nuevo álbum comienza con el mejor tema posible, S&M, que perfectamente podría ser el hit del verano del 2011 por fuerza, vitalidad, rabia y base. Con la canción en marcha, parecería una penitencia no poder mover ninguna parte del cuerpo. What´s my Name y Fading son las notas nostálgicas del disco que, por cierto, esta última, recuerda por momentos a su single con el rapero Eminem.
A partir de la mitad del CD en adelante, se convierte en toda una fantasía de cruce de géneros completamente distintos. Para empezar, Only Girl, su primer single. Como siempre, espectacular en la producción, con una fuerza impresionante en la que los golpes de los bajos podría llegar a romper más de una ventana descuidada. Los cambios de ritmo son la esencia de esta canción.
En Man Down se atreve a utilizar el reggae como fuente de energía para mover las caderas de sus fans. Raining Men podría firmarlo el mismísimo productor Timbaland, en la que colabora Nicki Minaj. Complicated es una auténtica oda al dance que sabe pulir perfectamente con sus encantos vocales.
Loud es un buen disco que no pasará a la historia como el mejor de toda su carrera, pero que sí le sirve para no perder credenciales. Tal y como está este mundillo, siempre vale no ceder.