Dicen que los niños intentan imitar a sus padres en absolutamente todo. Es un síntoma de la inercia en el aprendizaje humano como tal. Los considerados 'grandes' del arte contemporánea hacen lo propio con los 'mitos'. Este hecho tiene un parentesco notable con la música que han puesto en práctica los chicos de la nueva banda que ha revolucionado el rock en este país. Son unos románticos y, a través de la nostalgia, quieren creer que el rock convencional no ha muerto y que sigue despertando almas allí donde parece todo apagado. Amantes del rock de los 60-70, fans de T. Rex y con un concierto en Radio 3 a sus espaldas, The Bleach son conscientes de ser representantes de una tendencia poco esperanzadora en nuestro país; el rockanroll.
Detrás de su aspecto juvenil, su sonido no deja de ser, como ellos tildan, "sucio". No por ello tienen la mentalidad de un retoño, pues se atreven a desmitificar grandes hitos musicales al afirmar que "Hotel California, de The Eagles, es la canción más sobrevalorada de la música". Razón, no se sabe, pero personalidad y descaro, no les hace falta. Ellos han nacido en la era más perjudicial para vender su obra, pero son conscientes de ello y utilizan su mejor arma, el directo. "El disco no nos hace justicia, preferimos el directo, somos mucho más salvajes".
La música no es un negocio; para muchos es un billete para que el cerebro y la mente viajen juntos de la mano a lugares que el comercio jamás llegará. Ese, sin duda, es el espíritu muchos rockanrolleros. Ese es el alma de las canciones de The Bleach, hechas con entusiasmo del mundo. La voz de su vocalista se agita como las revoluciones de una lavadora potente. Por momentos, recuerda a la de Craig Nicholls, de The Vines, como en 'La La La', donde perfectamente, podrían haber firmado debajo los australianos.
En 'Pretty Little Girl' demuestran sus gustos por el sabor añejo de las vertientes del rock, como el rockabilly o el blues. 'Gotta Love You' es un sentido guiño a la marca Stones, cuando al finalizar la canción, el apoteósico riff es acompañado por un coro majestuoso que recuerda al de 'Sympathy For the Devil'. 'Crystal Ball' es la catarsis de la oda que ofrecen al movimiento rock-garage (que inventaron The Sonics) de la escuela de los The White Stripes, The Hives o los buenos de The Subways, con quien tienen un parecido más que razonable.
Canciones breves, pero intensas, son su seña de identidad para este, su álbum debut ('Shining Blackout'). A veces, las influencias de Supergrass, Oasis, Primal Scream o Stones Roses se ven reflejadas en sus temas más nítidos, como es el caso de 'You Got the Blues', una balada poco propensa a la cursilería. Con 'Burn This Way' se adentran en una coctelera de ambientes con camaradas de su especie. Como si a Von Bondies le pidieran los Black Rebel Motorcycle Club realizar una de sus firmas místicas y psicodélicas para un disco de The Black Keys. El resultado sería ese o un derivado muy aproximado.