Mientras el público abarrotaba la pista del Circo Price con bebidas y palomitas bajo el brazo, la banda The Gift se iba ataviando con prendas como si de un anuncio de Micolor se tratase para salir al escenario con la idea de proyectar una imagen optimista y colorista.
Las zapatillas de Sónia Tavares chirriaban a sus carreras por el escenario en el arranque del concierto. 'Primavera' abría la noche como una declaración de su nacionalidad portuguesa, para luego pasar de lleno a su mayoritario repertorio cantado en inglés y a presentar su nuevo disco con 'RGB', el tema matriz de la noche.
Para mantener los colores luminosos y la fiel promoción al nuevo álbum seguían con temas como 'My Sun' y 'Made for You', con la misión de salir de ahí con el nuevo trabajo tocado por completo.
La cara R&B de la cantante del disco alejó a la banda por un momento de sus responsabilidades comerciales con el nuevo CD para lanzarse al bailoteo con '11:33'. También de su penúltimo trabajo, Fácil de Entender (2007), regalaron el primer momento emotivo de la noche con ‘Music’, en el que el público terminó cantando en solitario el estribillo "I’m doing it for music, I’m doing it for love, I’m doing it for everyone around me".
Retomaban los temas del nuevo lanzamiento, Explode, pero el público seguía vitoreando más los viejos temas. ‘Driving you Slow’ se fundía con una breve versión de la Enjoy the Silence de Depeche Mode mientras el público se desperezaba levantándose de sus asientos y alzando los brazos en palmas.
The Gift no se rendían en el pulso entre presente contra pasado y seguían vendiendo su nuevo disco introduciendo ‘Race is Long’ con un, “nos gusta mucho esta canción, es muy importante para nosotros”.
Pero era una batalla perdida. La gente conectaba más con temas como '645', que culminaba con la estampa de un público entregado y Sónia Tavares terminando las líneas de la canción de rodillas.
“El lado más melancólico de The Gift, fruto de que Nuno escuchaba demasiado The Cure cuando era un adolescente”. Así introducía Tavares el tema que más se sale de la nueva filosofía colorista, 'Always Better if You Wait For The Sunrise'. El paseo por la oscuridad seguía tras la pausa antes de los bises con la ahogada y melodramática 'Let It Be By Me'. Pero terminaron cerrando esa puerta maligna que contradice la paleta de colores elegida para la ocasión y volvieron a la parte luminosa del último trabajo con 'The Singles'.
Tanto cachivache, los cascos de estudio, los cables y los enchufes ataban la movilidad de los integrantes de The Gift hasta que Nuno Golçalves y Sónia Tavares se fusionaron en saltos y voces a dúo en el centro del escenario, animando con los brazos a que el público se uniera a la fiesta de despedida.
La eternamente inédita pero estupenda en vivo, 'In Repeat', parecía echar un buen cierre a la noche, en la que los portugueses parecían ya liberados de cables y ataduras comerciales hasta que cometieron el error de volver a tocar el tema estrella de la noche, 'RGB'. Con la mitad de energía y fallos técnicos de sonido, fue un jarro de agua fría que aún así no evito los aplausos y las reverencias mientras el público coreaba “¡Otra, otra!” al final de la actuación.
Entonces llegó el mejor momento de la noche. Cuando Tavares anunciaba que no tenían prisa en irse y que además tocarían en medio del barullo espectador. Y así fue, bajaron con un limitado set de percusiones, cuerdas acústicas y el único apoyo amplificador de un micrófono de mano para regalar ‘Aquatica’, un momento único que el público de pista recibió sentado con ilusión. El más extremo acercamiento de los artistas.